Un paso de baile sencillo de trazar es el New York de la rumba bolero. Hasta a mí me salía bien cuando era un mozuelo. De todas formas, cuando lo intentas con un Mazda Miata RB26 que corre como un demonio a más de 220 km/h… digamos que la cosa se complica un pelín.
Por alguna causa que no queda del todo clara (ayudadme si veis que tal), al poco de entrar en plano el Mazda se ladea hacia la izquierda, llevándose por delante dos balizas que hay en pista para delimitar carriles mientras comienza el divertido juego del contravolante, apoyado en unos neumáticos más lisos que el pelo Pantene. Agarre a saco, pero igualmente le cuesta lo suyo volver al redil.
El piloto explica que veía una barrera y giraba, luego veía la barrera opuesta y volvía a girar, y así hasta enderezar el coche. ¿Quién dijo que las pistas de drag eran sólo para tirar millas en línea recta? Pero si ahora mismo admiráis su precisión, ya podéis odiar toda la parafernalia de cámaras que llevaba a bordo porque… no grabaron nada. Se les llenó la tarjeta de memoria antes de llegar a la recta.
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