Poco le ha durado el record de altitud conseguido hace escasas semanas a Matthias Jeschke y su equipo, ya que ayer mismo, Gonzalo Bravo y su copiloto Eduardo Canales (ambos chilenos) consiguieron llegar hasta los 6.688 metros de altitud en el el Nevado Ojos del Salado.
Para ello, y a diferencia del equipo alemán (recordemos que iban con coches de serie), tuvieron que modificar muchas partes del coche, como el bloque motor, las suspensiones y además se incluyeron bloques de diferencial y un compresor, entre otras cosas.
“La parte más difícil fue el cruce del glaciar principal, con cerca de 800 metros de longitud, donde la gran cantidad de nieve presente hacía imposible ver la profundidad de las grietas entre los penitentes, lo cual requirió de un manejo muy técnico en esa zona, ya que era imposible siquiera pensar en detenerse, considerando que andábamos en un solo vehículo”, tras estas palabras del piloto, queda bastante claro que no fue una tarea fácil.
Un saludo para Franz.
Vía | El Mercurio
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