No, el Kodiaq no es el primer todoterreno de Škoda
Hace nada que nos hemos subido por primera vez al Škoda Kodiaq el moderno y amplio SUV de la marca checa que ha nacido al amparo del Grupo Volkswagen con la sana intención de exprimir aún más la teta de los coches con carrocería elevada que tanto éxito están teniendo en los últimos años.
Pero no, aunque los checos se estén metiendo en un mundo aparentemente desconocido para ellos como pudiera ser todo aquello alejado del asfalto, hubo un tiempo en el que Škoda también fabricó todoterreno propio. De aquella historia hace mucho timpo, medio siglo ya, y se llamaba Škoda Trekka.
Škoda Trekka, el abuelo del Kodiaq
Aunque fue desconocida en nuestro mercado hasta los albores del siglo XXI, Škoda lleva tiempo extendiéndose con mayor o menor fortuna a nivel internacional. Corría la década de los '60 cuando buscaron penetrar en el mercado de las islas del Océano Pacífico cuando en Nueva Zelanda llegaron a un acuerdo con un importador local, Motor Industries International, para construir allí su primer 4x4.
La decisión de fabricar al otro lado del globo un todoterreno se tomó del mismo modo que el modelo en cuestión: soluciones globales para problemas locales. Nueva Zelanda (igual que otras islas de la zona) es una tierra indómita y salvaje, donde los conductores demandaban un vehículo capaz de hacer frente a las difíciles condiciones del territorio, así que diseñaron un coche similar al archiconocido Land Rover Defender.
Sobre por qué fabricarlo allí fue igual de sencillo. La demanda estaba muy localizada como para incrementar los costes logísticos y si lo fabricaban en colaboración con una empresa local se librarían de hacer frente a ciertas obligaciones tributarias. Desde la tierra del kiwi se distribuyó a otros mercados como Australia, Fiji, Samoa o Vietnam, aunque de manera testimonial.
De esta manera el Škoda Trekka comenzó su producción el 2 de diciembre de 1966 en la localidad neozelandesa de Otahuhu. La producción de este modelo se prolongó durante seis años a lo largo de los cuales salieron de la fábrica casi 3.000 unidades.
Un todoterreno discreto pero fiable
La propia marca lo publicitó en su día como "un coche robusto, compacto y utilizable en el día a día por granjeros, hombres de negocios o comerciales". Aunque parezca totalmente distinto, el Trekka empleaba el mismo chasis que montaba el Octavia de la época, a base de largueros tubulares y suspensión independiente.
Todo lo demás era distinto. La distancia entre ejes pasaba de 2.389 mm a 2.165 mm y la distancia libre al suelo aumentaba hasta 190 mm con neumáticos de mayor perfil.
El motor del Trekka era un pequeño cuatro cilindros con 1.221 cc, de 47 CV y 87 Nm de par motor asociado a una caja de cambios de cuatro velocidades con la que podía superar por poco los 100 km/h (110 km/h como mucho) con un consumo de 11 litros a los 100 km. El desarrollo final era, obviamente, más corto que en el Octavia y también se podía montar un diferencial autoblocante trasero en opción.
Como era habitual en los coches de este tipo, el Škoda Trekka se podía elegir en varias configuraciones de carrocería: de dos a ocho asientos, techo de lona, techo de plástico duro, pickup de tres plazas o, incluso, una versión playera.
Su longitud máxima partía de los 3.590 mm, con 1.600 mm de ancho y entre 1.785 y 2.040 mm de alto, dependiendo de la versión. Igualmente los pesos oscilaban entre 920 y 980 kg, pudiendo llevar hasta 500 kg de carga.
Andrea Frydlova, jefe del museo Škoda en Mlada Boleslav, afirma que "Škoda siempre ha intentado buscar soluciones específicas para mercados individuales. El todoterreno Trekka, producido en colaboración con una empresa local de Nueva Zelanda, es el primer ejemplo de esta filosofía".
Así que si te lo habías preguntado: no, el Škoda Kodiaq no es el primer todoterreno que han fabricado los checos.