El auge de los SUV, que son como la Lola Flores de los coches actuales

El auge de los SUV, que son como la Lola Flores de los coches actuales
54 comentarios

Tras haber hablado de la caída a los infiernos del todoterreno convencional, y después de haber visto la posible decadencia del segmento D, hoy toca hablar del auge de los SUV. Por definición, los SUV son vehículos utilitarios versátiles, pensados especialmente para compaginar el ocio con el día a día. Y eso vende.

Concebidos inicialmente como una apuesta que lo mismo entroncaba con las camionetas que con los vehículos todoterreno, los SUV se han ido haciendo un hueco en el sector precisamente por aglutinar características de aquí y de allá. Y por eso hoy por hoy apenas hay quien se resista a sus encantos. ¿Qué encantos? Veámoslo.

SUV

Póngame un SUV, que me siento joven

Repasemos (una vez más) las características que hacen del SUV un caramelo comercial: Citius, altius, fortius, como el lema de los Juegos Olímpicos. Vale, veamos: no es más rápido, sí que es más alto (no que un tráiler, pero bueno) y tampoco es que sea más fuerte, pero lo aparenta bien.

Se le presume versatilidad, y eso siempre está bien para el cliente: "Deme un coche que lo pueda hacer todo". Ojo, igual que queremos un ordenador que lo pueda hacer todo, o una vestimenta que nos combine con todo. Ya que nos los gastamos, al menos que los billetes que soltamos nos den para eso que el vendedor nos dice que es versatilidad.

Versatilidad porque ahí dentro tenemos mucho espacio. Lógico. Si la carrocería es mayor, tendremos más metros cúbicos de volumen para llenarlos con una tabla de surf, una escalera de pintor, tres o cuatro bicicletas y hasta la mecedora de la yaya. Menos esto último, que aún no ha salido un valiente que lo lleve a cabo, el resto son ejemplos habituales en las fotos de catálogo de los SUV.

El SUV es la Lola Flores del sector: no canta ni baila, pero no se la pierdan
Versatilidad porque nos permite hacer salidas al campo, aunque luego nos lo compremos en tracción 4x2 porque, total, para lo que lo vamos a sacar del asfalto, no vale la pena ir más allá. Pero lo más curioso del caso es que el argumento de venta sigue siendo el mismo que impulsó el automóvil en nuestro país: para poder hacer una escapadita el fin de semana, salir de la gris ciudad e ir al campo con la tortilla de patata, la suegra y el canario. Sólo que entonces nos bastaba con un 600, un 124, un 850... Berlinitas pequeñitas para la familita.

A todas estas, ¿para qué queremos que sea más alto? "Por seguridad", me dice una señora mayor que quiere comprarse uno. ¿Qué seguridad? "La de poder mirar por encima". ¿Por encima del hombro? Bueno, quizá esa sea la seguridad que más de un conductor necesita, la autoconfianza (nunca mejor dicho, por lo de auto), pero la práctica nos dice que, en general, una mayor altura ni mejora realmente la visibilidad ni, desde luego, proporciona mayor seguridad per se.

A nosotros, como compradores, nos gusta el SUV porque nos hace rejuvenecer. Hace 30 o 40 años, a los 30 o 40 años nos habríamos comprado una berlina. Ahora no. Desde que bebimos el elixir de la eterna juventud vamos retrasando tanto como podemos esa prueba de madurez que implica comprarse el mismo coche que tenía nuestro padre a la que ya es nuestra edad. Quita, quita...

Si nos lo miramos seriamente, el SUV es la Lola Flores del sector. Como dijera una crítica periodística de un medio estadounidense sobre la Faraona tras una actuación de la artista en el país americano, "no canta ni baila, pero no se la pierdan". Y el SUV es un poco así: ni chicha ni limoná si lo evaluamos con el mismo criterio que usamos con otros coches, pero le mola a un montón de gente.

SUV

El SUV es bueno, el SUV te ama

Abandonemos por un momento la pasión por el Motor y volvamos al mundo real, donde un producto es bueno si se vende. Y en el sector de la Automoción, que durante los últimos años ha acusado especialmente los efectos de la crisis, el segmento SUV ha alegrado las gráficas de los fabricantes.

¿Está esa alegría basada en algo tangible? Según se mire. Si nos ceñimos al avance del segmento, es obvio que los SUV crecen, especialmente ahí donde resultan una alternativa eficaz --no necesariamente desde el punto de vista del producto, sino desde un punto de vista estratégico y comercial-- a las berlinas y monovolúmenes: sobre todo en el subsegmento de los subcompactos y compactos.

SubsegmentoVentas 2013Diferencial 2012Cuota
B-SUV37.248+23,4%5,2%
C-SUV54.292+4%7,5%
D-SUV1.849-32,9%0,3%
SUV lujo5.732-18,8%0,8%

De los monovolúmenes no nos hemos ocupado estos días, pero van a la baja, tal y como evidencian los datos cuantitativos de ventas de 2013 --con caídas del 1,6 % y del 16,8 % en monovolúmenes pequeños y grandes-- y algún dato cualitativo que no es menos importante, como que Renault, el padre de los monovolúmenes, haya decidido enterrar a su propia creación en beneficio de crossovers y SUV.

Ahora bien, si atendemos a lo que son datos de cuota, veremos que el SUV tampoco es para tanto, lo que sigue llevando la voz cantante en la berlina subcompacta y compacta. Entonces, ¿a qué viene tanta SUVbersión (lo siento, no me he podido contener) informativa? ¿Nos están exagerando la nota con el éxito de los SUV?

SUV

Cuando cuente hasta tres, despertarás

No exactamente. El SUV no es que venda más que el resto, pero sí que está haciendo aguantar el envite en tiempos duros. El SUV dista mucho de ser un SUVperventas (vale, ya lo dejo)... hoy. Pero está marcando tendencia al alza, de manera que se aventuran tiempos de SUV. Sí, más todavía.

Menos McLaren, que son ya como Astérix y su aldea en medio de tanto romano, todas las marcas se están rindiendo a los encantos del SUV. Es una estrategia habitual: aunque no se venda, hay que tener lo mismo que ofrece la competencia, para evitar que el cliente se nos vaya a la competencia, lo que no sólo nos quitaría una venta hoy, sino quizá mañana, por fidelización.

Pero lo curioso es que, además, se vende. Miel sobre hojuelas.

Dicho todo esto, ¿qué ocurrirá con el SUV en un futuro? Depende. La buena lógica nos dice que todo lo que sube acaba por bajar, y que esto es moda para unos cuantos años, como lo fue en su día el ya mencionado monovolumen, que al principio asustó por sus formas pero luego triunfó en incluso aportó importantes bazas al sector (incluyendo, por ejemplo, sus vecinos comerciales: las eternas berlinas, que ganaron habitabilidad).

Pero también existe una probabilidad de que el SUV se quede entre nosotros para siempre. Se invertiría la relación y Astérix pasaría a ir en SUV, resistiendo al despertar del resto del sector tras esta fase que, simplemente, acaba de comenzar. Larga vida al SUV. No es un deseo, es una constatación. Larga, pero seguramente finita. Como todo en este mundo.

Temas
Comentarios cerrados