Estocolmo ha puesto en funcionamiento (aunque todavía en pruebas) un sistema basado en la tecnología RFID (identificación remota por radiofrecuencia) para reducir el tráfico desarrollado por IBM. Consiste en un peaje automatizado (como el de las autopistas) que carga directamente el importe por circular por el centro de la ciudad a la cuenta del usuario y permite aplicar distintas tarifas según la hora del día y llevar al ciudadano la cuenta de lo que lleva gastado. Un sistema de cámaras graba a los conductores que no tienen esta tecnología en su coche y los identifica para cobrarles el peaje.
Es un poco duro aceptar que la única forma de reducir el tráfico en una ciudad es cobrando un peaje, pero parece que es así: se ha logrado reducir el tráfico en un 25% y el transporte público ha ganado 40.000 usuarios al día. Ahora serán los ciudadanos los que decidan mediante un referéndum si el sistema queda definitamente implantado. Ciudades como Londres o Lisboa ya utilizan este sistema desde hace algún tiempo.