El Departamento de Energía de Estados Unidos ha aprobado una ayuda de 5,4 millones de euros para que Ford y el Laboratorio Nacional de Los Álamos investiguen en el ámbito de la pila de combustible. La idea es que Ford utilice esos fondos para desarrollar un sistema de producción de bajo costo.
Esto podría suponer una fuerte entrada de los llamados Fuel Cell Vehicles (FCV) en el mercado norteamericano, compitiendo con los fabricantes japoneses Toyota y Honda, que desarrollan sus tecnologías con ayuda pública. El Gobierno de Japón invertirá antes de 2020 un total de 376 millones de euros en ayudas a los FCV y a las estaciones de servicio que suministran hidrógeno.
El de las instalaciones de repostaje es otro de los puntos débiles de Estados Unidos. En California, donde más avanzado se encuentra el mercado de las motorizaciones alternativas, hay menos de 30 estaciones de abastecimiento de hidrógeno hoy por hoy, aunque prevén alcanzar el medio centenar en 2017.
Todos a por la pila de combustible de hidrógeno
El Mirai es el modelo que Toyota ha utilizado recientemente para poner en el mapa, una vez más, la producción de electricidad a bordo utilizando hidrógeno. Frente a Toyota, Honda hace años que tiene en su modelo FCX Clarity su apuesta de futuro, incluyendo hidrogeneras de alta velocidad. El fabricante coreano Hyundai, por su parte, está intentando redefinir el abastecimiento de hidrógeno. Mazda, Mitsubishi, Nissan, Subaru y Suzuki también han desarrollado sus FCV.
En Estados Unidos, Ford presentó su primer Focus FCV en el año 2000, y desde 2005 hasta 2009 participó en un programa gubernamental encaminado a desarrollar esta tecnología. Con todo, la marca del óvalo azul no es el único fabricante norteamericano que tiene el ojo puesto en la pila de combustible. General Motors prácticamente obtuvo un FCV por año en la primera década de este siglo. En Europa todos los grandes grupos automovilísticos andan trabajando en sus propios desarrollos basados en la pila de combustible.
La pila de combustible está en la agenda de todos los grandes fabricantes. De hecho, lleva ahí anotada desde hace más de 30 años. Ahora que los impedimentos tecnológicos para el desarrollo de este tipo de motorizaciones empiezan a estar controlados, al menos hasta el punto de ser comercializables, quizá conviene preguntarse cómo se producirá industrialmente el hidrógeno que será necesario para que los motores eléctricos se alimenten indirectamente de él.
Por el momento, los fabricantes no dan demasiados detalles sobre ese particular. Ford reconoce, eso sí, que "existen todavía importantes desafíos relacionados con el costo y la disponibilidad de combustible de hidrógeno y la tecnología de almacenamiento del hidrógeno", unos desafíos a los que harán frente con "más avances científicos y continuas mejoras de ingeniería". El tiempo dirá.