P'alante, ¿no? ¿O... os quedáis aquí 'paraos'?

P'alante, ¿no? ¿O... os quedáis aquí 'paraos'?
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Después de todo lo que dije el otro día sobre los desplazamientos por vacaciones, hoy te confieso que al final yo también sucumbí a los encantos de salir a la carretera en plena operación salida de Semana Santa. De vez en cuando me pasa: estoy todo el día hablando de estos temas y luego me encuentro con que salgo con el coche sin recordar qué día es.

Y me encuentro en medio del follón, claro. Sucedió el jueves, que me fui a hacer unas gestiones… bueno, en realidad me fui de compras con la familia, pero lo otro queda como más serio, aunque las compras seguramente muevan más dinero que las gestiones. El caso es que me encontré, ya volviendo hacia casa, con un lío de proporciones considerables en medio de la autopista AP-7.

Enseguida me di cuenta de lo que sucedía. Jueves por la tarde, festivo a partir del viernes en Cataluña, uno más uno siguen sumando dos… Pues vale, caravana XL. Con lo que nos llegamos a reír el lunes pasado con lo del caracol… y voy yo y me lo como. El lío; no el caracol, pobre.

Sin embargo, no fue ese despiste lo que me indujo a pensar: “de lo perdido saca lo que puedas, que aquí tienes para hablar de comportamientos al volante”, sino la acción de algún que otro conductor de esos que luego me comentas con toda la naturalidad del mundo que tú ves a menudo por ahí, pero que a mí me siguen sorprendiendo porque no me da la gana considerar sus actos como algo normal. Ya te conté lo de lo normal y lo habitual, ¿verdad?

fauna en ruta: cambio de carriles

Caravana en el carril izquierdo

Para que te pongas en situación, tenemos: una caravana de coches completamente detenidos en el tercer carril de la autopista, que se bifurca hacia la izquierda, un trillón de coches y camiones que pasan por la derecha a toda castaña, un pon primera y embraga, desembraga y frena y vuelve a poner punto muerto, ya tú sabes.

En estas que se genera un pelín de distancia con el coche de delante. Y en estas que viene un Clio a toda leche procedente del espacio sideral por lo menos, y se pilla el hueco como hecho a medida. Bueno, no me viene de aquí. Hace años que entendí que la carretera no es mía y el carril, tampoco.

Y además, seguro que el muchacho no ha podido cambiarse a tiempo al carril izquierdo, entre la velocidad que llevaba y el hecho de que los cuatrocientos mil coches que hay allí en medio no se deben de ver desde su galaxia de origen. De donde fuera que llegó, ahí se quedó.

Ah, pero ese no es el tipo que origina el problema. Bueno, un poco de efecto acordeón habría causado si hubiésemos llevado velocidad, pero como estábamos compitiendo con los caracoles, pues no había caso. Este del Clio era un falso culpable, que a mí esta figura siempre me ha gustado en las películas.

No. Lo bonito del caso vino en forma de camión con remolque y con coches montados sobre su chepa. Vamos, un transportista y un profesional del volante con todas las señas y todos los rasgos… menos los propios de la conducción, a tenor de lo visto. Por sus hechos los conoceréis, ¿no era eso? Pues eso.

Mentalidad de peatón

“Es que yo quería ir allí”

¿Pues no coge el buen hombre y se planta con el camión en mitad del carril central de la autopista? Claro, como era jueves él debió de sentirse identificado y de alguna forma impelido a actuar en solidaridad con él. ¿Cómo? Quedándose en medio. Por cierto, ahí va un paréntesis por si no sabes de qué va el título de hoy. Hace referencia a este vídeo, todo un meme del programa ‘APM?’, de TV3.

Ni te cuento la que se lió en un momento en aquel punto de la autopista. Ni te explico los frenazos, las esquivas y el concierto de señales acústicas que presenciamos los allí presentes. Pero no sólo coches: camiones, tráilers… todo aquello que llevase ruedas y que pasara por algún punto a 50 kilómetros a la redonda parecía haber sido absorbido por aquel agujero negro del sentido común.

Esto es algo que nunca acertaré a entender de algunos / muchos conductores. La idea del “ay, que me paso la salida”, cuando se lleva al punto del “es que tengo que salir por aquí”, como si de no abandonar la vía el coche (o el camión en este caso, manda ovoproducto) explotase como en una película de Chuck Norris por lo menos. Con la de rotondas que hay para dar media vuelta un poco más adelante, por favor. A eso le llamo yo tener mentalidad de peatón: tengo que ir allí, y tiro por aquí mismo. Ojo, y de peatón que no sabe lo que es un paso para peatones, aclaro.

- Oiga, que no. Que no explota.

Nada, que vuelvo a lo del camión y dejo esto aquí escrito por si lo lee el conductor, porque está claro que no me escuchó cuando se lo dije allí en medio, entre los frenazos, los pitidos y otros gritos procedentes de otros conductores, que decían no sé qué de su madre. Me lo tomo a pitorreo porque ya me dirás qué le voy a hacer a una situación como esta. Pero hubo más de varios sustos en un momento.

Y otros no han corrido la misma suerte: fueron más allá del susto. Sucedió hace unos años, pero creo que siempre recordaré que hubo un matrimonio que, por pasarse una salida, tuvieron la loca idea de hacer un cambio de sentido aprovechando un hueco en la mediana de una de las rondas de Barcelona. Creo que fueron cuatro los coches que se los llevaron por delante.

Nunca lo entenderé. Con lo fácil que resulta seguir adelante cuando te falla lo de la disciplina de carril…

En Motorpasión | Millones de desplazamientos no pueden estar equivocados

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