Es un hecho que los conductores que han sido cazados en estado de embriguez, no siempre escarmientan a la primera, de manera que en Bélgica, a partir del año que viene, los conductores que hayan sido sancionados por este motivo estarán obligados a instalar un dispositivo llamado alcolock.
El aparato hace al conductor pasar un test de alcoholemia para poder poner en marcha el vehículo, almacenando en un chip toda la información registrada con arreglo a las variables previstas, como los índices de alcohol permitidos en la la legislación vigente.
La ley se aprobó en Bélgica en julio del año pasado y el secretario de Estado de Transporte, Etienne Schouppe, está ultimando la promulgación práctica de las modalidades de aplicación. Sí sabemos que los conductores que estén obligados a instalar el dispositivo deberán pagarse de su bolsillo la instalación del sistema, que tiene un coste de entre 1.000 y 2.000 euros.
Desde mi punto de vista, aunque la medida es eficaz para mejorar la seguridad (se puede dar la circunstancia de que active el sistema otra persona que esté sobria, pero es una excepción), no tengo claro que sea aplicable desde un punto de vista legal.
Nuestro Derecho, como el de la mayor parte de Europa, contempla la presunción de inocencia y la reinserción de aquellas personas que hayan cometido un delito. Es posible que los conductores que en alguna ocasión han sido pillados borrachos tengan muchas probabilidades de reincidencia, pero eso no significa que vayan a hacerlo de nuevo.
Análogamente, aquellas personas que han sido detenidas por hurto, deberían ser obligadas a llevar un bolso transparente, para evitar que vuelvan a caer en la tentación. Cuando cumplimos la sanción impuesta por un juez al cometer un delito, saldamos nuestra deuda con la sociedad, y el escarnio público al que se somete al infractor (sea llevando un bolso transparente o instalando en nuestro coche este sistema), no forma parte de la pena.
Vía | Yahoo
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