Pongamos que hablo de El Cairo, del faraón y de las aseguradoras

Pongamos que hablo de El Cairo, del faraón y de las aseguradoras
21 comentarios
HOY SE HABLA DE

Pongamos que hablo de El Cairo. Pongamos que hablo de Nefer Jeperu Uaen Ra Amenhotep Necher heka Uaset, más conocido por su nombre artístico: Akenatón. Pongamos que hablo de uno de los descendientes de Akenatón, por ejemplo Anjjeperura-Semenejkara, y pongamos que este hubiera sido descubierto en la bella capital, El Cairo, cabalgando ebrio y arrollando con su corcel a un pobre desgraciado que pasara por la calle.

Pongamos que los resultados fueran daños leves causados a la víctima, y que Akenatón hubiera modificado las leyes a su antojo y evitara, oh casualidad, que Anjjeperura-Semenejkara fuera procesado por su implicación en el siniestro. Pongamos que el gran beneficiario de esa reforma legal, sin embargo y pese a lo llamativo del caso, no fuera el descendiente del faraón sino las empresas que se dedicaran a cobrar primas por los seguros que cubrieran caballos y carromatos.

Pongamos que se modificara el Código Penal egipcio y que como resultado de esa reforma las aseguradoras de caballos y carromatos hicieran su agosto en cuanto a "homicidios por imprudencia leve" y "lesiones leves por imprudencia grave", como habría sucedido en el hipotético caso protagonizado por el descendiente del faraón.

Pongamos que al pasar estos supuestos a la responsabilidad civil extracontractual, es decir, no cubierta a priori por la aseguradora, se cargasen las tintas sobre la parte menos pudiente, ecónomicamente hablando, del conflicto. En el caso del atropellado por Anjjeperura-Semenejkara, la víctima debería aceptar cualquier planteamiento para evitar ir a un juicio, algo que le representaría:

  • tasas judiciales de entrada, gracias a otra reforma impulsada por el mismo Akenatón (oh, yeah!),
  • dificultad de probar los hechos por cuenta del interesado, y no por instrucción del juez,
  • riesgos de pagar costas judiciales el interesado, si perdiera el caso.

Pongamos que estuviéramos ante una situación que beneficiara a las clases pudientes del Antiguo Egipto y a las aseguradoras de este país, que se ahorrarían una pasta en indemnizaciones, amén de cobrar por todo aquello que quedara fuera de cobertura. Y pongamos que, ya de paso, Anjjeperura-Semenejkara felicitara al faraón por su audacia, algo lógico tratándose de favores entre familiares.

Pongamos que hablo de El Cairo.

Foto | Hans Ollermann

Temas
Comentarios cerrados