La capital francesa despierta hoy lunes con una medida que restringe el tráfico de vehículos en sus calles, la circulación alterna aplicada para tratar de reducir los niveles de contaminación que vivía París en las últimas semanas. Así lo ha anunciado hace sólo unos días la alcaldesa socialista Anne Hidalgo, que vivía un enfrentamiento con la ministra de ecología Ségolène Royal, contraria a esta medida.
Así pues, y aunque hay algo de confusión todavía sobre como se aplicará la medida, parece ser que los coches con matrícula impar serán los únicos que podrán circular hoy por las calles de París. El resto deberán quedarse en los garajes. Para compensar los inconvenientes de esta medida y mantener los niveles de movilidad necesarios, el transporte público en autobuses, metro y tranvía han sido gratuitos durante el pasado fin de semana y seguirán siéndolo hoy lunes.
Excepcionalmente podrán circular los vehículos que transporten más de tres personas, las ambulancias, los taxis, los autobuses escolares o los camiones frigoríficos. El resto no podrán circular por las calles de París, una ciudad que el pasado miércoles alcanzó sus niveles máximos de contaminación al registrar 127 microgramos por metro cúbico, muy por encima de los 80 microgramos en los que se fija el nivel de alerta por polución.
¿Madrid no piensa reducir los niveles de contaminación?
Esta medida nos lleva a pensar en nuestras ciudades, especialmente Madrid que durante este invierno ha vivido varios momentos similares a los de París, con las alertas por contaminación en niveles máximos históricos. El Ayuntamiento de Madrid, con cierto aletargo en la aplicación de medidas similares para restringir y regular los niveles de circulación, parece que se conforma con ampliar el Área de Prioridad Residencial y pensar en extenderla de aquí a cinco años a todo el perímetro de la M-30.
Tal vez cinco años más aguantando los niveles de contaminación actuales sean demasiados para la salud de muchos de los que cada día nos tenemos que mover por las calles de la capital de España. ¿Por qué no tomar ejemplo de París y probar medidas de circulación alterna similares? Si realmente la red de transporte público es tan buena como los políticos nos hacen creer, seguro que no supone un gran trastorno para los ciudadanos.
¡Ah no, que este es año de elecciones! Mejor no tomar ninguna decisión que pueda ser mal acogida por la sociedad, mejor dejarles que sigan intoxicándose con unos niveles de contaminación tan nocivos para su salud. Así nos aseguraremos que pasan los días en las consultas de los médicos y en todos esos hospitales tan grandes y maravillosos que hemos construído para robar dinero dar un servicio al ciudadano y que están casi vacíos sin personal.
Señores, o tomamos cartas en el asunto de la contaminación de forma urgente o esto se va a convertir, si no lo ha hecho ya, en un asunto de salud pública que va a traer muchas consecuencias.
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