¿Quién no ha tenido un antojo alguna que otra vez? Nuestra naturaleza humana hace que en el momento más inoportuno nos apetezca algo que ni siquiera está a nuestro alcance, pero que queremos conseguir sea como sea. La pregunta es, ¿cuantos kilómetros serías capaz de recorrer para comerte tu hamburguesa, pizza o plato preferido?
Yo no tengo claro todavía por qué plato sería capaz de recorrer cientos de kilómetros en coche, pero sí se que no sería comida rápida sino más bien un manjar de los de cuchara o cuchillo de sierra, una de dos. No obstante, Charles Schuler, el protagonista de la historia que os traigo, no piensa así.
A Charles no se le antojó un chuletón de buey, ni un pote gallego, sino su pizza favorita. ¿El problema? Los 2.253 kilómetros (1400 millas) que separaban su pizzería favorita, Town Spa (Massachusetts) de su casa de Mississippi. Ni corto ni perezoso, cogió su Ford Escape y se fue a por su preciada pizza.
Como es lógico, después de recorrer tal distancia, decidió aprovechar el viaje y hacerse con 150 pizzas para llevarse a casa por el módico precio de 1.200 dólares americanos.
Para que no se estropeasen hasta el punto de parecer que comes cartón pluma, las pizzas iban envasadas al vacío y a medio cocinar. No obstante, se llevó también algunas ya preparadas y listas para comer durante el viaje de vuelta, que no era precisamente corto.
Vía | Autoblog
Foto | FotoosVanRobin
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