A partir de hoy la RAE tiene que ir pensando en darle una nueva acepción al término “liarla”. Esa acepción no es otra que la forma que tuvo el Safety Car de aparecer en pista durante la segunda carrera del WTCC en Pau. Primera conclusión, el nuevo Cruze no es el coche perfecto como Safety Car, al menos por aceleración; segunda, el piloto del Safety Car tiene mucho que mejorar y tercera, el jefe de equipo del Team Engstler buscaba algo más que palabras. (su piloto, aún siendo un piloto privado lideraba la carrera).
Por si eso no fuera poco, en la cita gala la reglamentación sufrió una nueva vuelta de tuerca más, y ya van tantas que podemos ir pensando en que la tuerca se podría pasar de rosca. Esta vez los perjudicados fueron los SEAT León TDI. Tras el meeting de Marrakech y la descalificación de Tiago Monteiro por irregularidades en la presión del turbo, la FIA decidió cortar por lo sano. Ahora los turbo podrán soplar a un máximo de 2,5 bares, tal como antes, pero sin ningún tipo de tolerancia como sucedía hasta ahora.
Ese cambio de reglamentación produjo que en Pau, las revisiones, reclamación de SEAT en contra el régimen de giro de los BMW mediante, por parte de los comisarios fuesen continuas y que casi todos los coches de la parrilla, ya sea en entrenos o en carrera, fueran calificados como fuera de reglamento.
En lo puramente deportivo, y con los SEAT fuera de juego, Chevrolet volvió a disfrutar de un magnífico doblete. BMW y Augusto Farfus más concretamente se acercan al líder Yvan Muller a la espera de lo que suceda en Valencia. En la cita española, y con más tiempo para digerir la nueva reglamentación, veremos si SEAT puede ir pensando en pasarse de nuevo a la gasolina.
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