Las seis carreteras a las que vuelve Josep Camós siempre que puede
Después de que abriera fuego Javier Álvarez con sus seis carreteras a las que volver, me toca. Hoy os traigo seis carreteras, o seis rutas más bien, a las que vuelvo siempre que me es posible. Algunas las he trazado centenares de veces, otras en apenas un par de ocasiones, pero todos son recorridos que por una u otra razón me llaman, y a los que volvería una y otra vez.
En esta selección hay un poco de todo: curvitas para hacer manos, rectas para descansar, desniveles la mar de majos para tomar perspectiva, paisajes abiertos, paisajes cerrados, mucha carretera secundaria e incluso, por qué no, una autopista de peaje. En Barcelona, Madrid, Bilbao, Almeria y algo de Francia se encuentran estas seis rutas, para quien las quiera reseguir.
De Puigcerdà a Le Perthus por Argelès-sur-Mer
Empiezo con una de mis rutas más queridas, que comencé a surcar hará como 15 o 20 años, más o menos. La cosa está en acercarse a Puigcerdà por la siempre emocionante Collada de Toses, ruta de moteros do las haya, y pasar a territorio francés avanzando por la N116 hasta buscar un quiebro por Thuir que nos evite el paso por Perpignan, antes de llegar a la costa de Argelès-sur-Mer y de allí a Le Perthus.
El camino corre paralelo a la cara Norte de los Pirineos, acompañado en parte por el curso del río La Têt, y es un espectáculo majestuoso se mire por donde se mire. Desviándonos por cualquiera de las carreteritas cernanas tendremos una buena dosis de curvas, en algunos casos ciertamente locas, y hay que ir con cuidado porque el tráfico a veces se contagia de esa locura. En cuanto al estado del asfalto, no esperemos grandes alegrías, porque no las hay.
De Hoyo de Manzanares a Segovia por Navacerrada
En realidad, habría que decir "de la zona Norte de Madrid", pero la idea es acabar pasando por la maravillosa carreterita M-618, que une Torrelodones y Colmenar Viejo por Hoyo de Manzanares en mitad de un árido paisaje adornado con algún que otro puente de piedra, para luego subir hasta el puerto de Navacerrada y acabar descubriendo que más allá de la enorme cantidad de curvas y más curvas existe un paraje amplio que se denomina Segovia.
Este trayecto se divide en dos partes bien diferenciadas. La zona de Hoyo de Manzanares apetece por la tranquilidad que transmite y por su paisaje, no tanto por el estado de la carretera. De Navacerrada poco se puede explicar, más allá de las curvas que esconde y de la espectacular altitud a la que discurre. No sé cuántas veces habré recorrido ya esa zona en presentaciones de coches, sobre todo la de Hoyo de Manzanares, pero una más nunca me molestará.
De Barcelona a Sitges por Olesa de Bonesvalls
Esta es una de esas rutas que, con algunas variaciones, es habitual como recorrido para presentaciones de coches en la provincia de Barcelona. La cosa está en dirigirse de El Prat hacia Sitges... evitando en lo posible ir en línea recta. La carretera de Begues a Olesa de Bonesvalls sirve muy bien para eso y para probar los chasis de los coches, la dirección, la suspensión... Todo un banco de pruebas, de camino hacia Vilafranca del Penedès.
Una vez allí, podemos redondear la ruta evitando en lo posible la autovía que une Vilafranca con Vilanova i la Geltrú, y bajando por Sant Pere de Ribes hasta Sitges, donde diremos que por fin hemos sobrevivido al macizo del Garraf, que es la montaña que habremos estado bordeando.
De Mataró a La Garriga por Cànoves i Samalús
Sin salir de Barcelona, hay que explicar que la Cordillera Costero-Catalana, la que separa la línea de costa del resto de la provincia, está atravesada por montones de carreteritas en las que se pueden hacer manos y pedales con permiso de las autopistas y autovías que todo lo invaden para hacer de esos pasos un trayecto algo más ágil. Buscando las alternativas curvilíneas, hay de todo: Rabassada, Vallesana, Conreria, Alella...
Yo me quedo con el paso que une la costa del Maresme, en Mataró, con el Vallès Oriental por Dosrius, para luego avanzar desde Llinars del Vallès por la carretera de Cànoves hasta La Garriga. Quien quiera curvas de todo tipo, encontrará un escenario ideal. Desde la costa hasta el Vallès, el tráfico es escaso, por no decir nulo. De Llinars hasta La Garriga, en cambio, hay que ir con ojo. Y para lo que hay por ahí, el estado del asfalto está mejor que bien.
De Miranda de Ebro a Bilbao rozando el cielo
No todo iban a ser curvitas. En esta selección también hay lugar para una autopista que, aunque sea de peaje, vale la pena ver de vez en cuando si se trata de enlazar Miranda de Ebro con Bilbao —más aún si es otro el que paga el peaje, como suele ser mi caso. El trazado de la AP-68 en esta zona corre cercano al Parque Natural de Gorbeia, y te traslada a otro mundo en el momento en que se te cruzan aves majestuosas a escasos metros de la cabeza o cuando la niebla te enmascara el elevado paisaje y te hace pensar que detrás de esa bruma no llegarás a ciudad alguna, porque quedarás barrido por el tiempo. Toda una experiencia que hay que repetir de vez en cuando.
De El Alquián a La Isleta rozando el Paraíso
Acabo ya, y lo hago con una de esas rutas que si no las comento yo, no las va a comentar nadie, con el ánimo de hacerle justicia a una tierra tan preciosa como a menudo ignorada: Almería. De ella dicen muchos almerienses que uno sólo pasa por allí si va para algo, porque se la dejaron perdida en una esquina del mapa y no pilla de camino. Bien, pues aquí va una recomendación para extraviarse por allí: salir de El Alquián por la ALP-202, por detrás del aeropuerto, y largarse a descubrir que lo más cercano al Paraíso se encuentra en el Cabo de Gata. Apenas hay curvas, vale, pero las vistas y la tranquilidad que infunde la zona bien valen dejarse caer por allí a la que uno tiene oportunidad.