Ante su gran dependencia de los combustibles fósiles, los desastres nucleares muy presentes y un sistema montañoso que dificulta la instalación de turbinas eólicas o paneles solares, Japón está buscando la forma de obtener energía ilimitada aprovechando el enorme potencial de las corrientes marinas.
IHI Corporation, que lleva una década afilando su tecnología, ha construido una enorme turbina de 330 toneladas llamada Kairyu (se traduce como 'corriente oceánica') para lograrlo.
Este sistema de generación de energía submarina cuenta con un fuselaje de 20 metros de largo flanqueado por un par de cilindros de tamaño similar, cada uno de los cuales alberga un sistema de generación de energía conectado a una pala de turbina de 11 metros de largo.
Cuando está atado al fondo del océano por una línea de anclaje y cables de alimentación, el dispositivo puede orientarse para encontrar la posición más eficiente para generar energía a partir del empuje de una corriente de aguas profundas y canalizarla hacia una red.
IHI estima que si se pudiera aprovechar la energía presente en la corriente, sería factible generar alrededor de 205 gigavatios de electricidad: aproximadamente el 60 % de la capacidad de generación actual de Japón.
En febrero, la empresa de ingeniería con sede en Tokio completó con éxito una prueba de tres años y medio de duración de Kairyu en las aguas del suroeste de Japón. Se ha propuesto su despliegue en la corriente de Kuroshio, una de las más fuertes del mundo a lo largo de la costa este de Japón
Sin embargo, tal y como apuntan desde Science Alert, ese enorme potencial de las corrientes oceánicas es también lo que hace que sea tan difícil de usar como fuente de energía.
Las aguas que fluyen más rápido están cerca de la superficie, que también es donde los tifones pueden destruir fácilmente las centrales eléctricas.