En medio de una brutal crisis energética, con el suministro de gas a Europa en el punto de mira, algunos avances en sistemas energéticos renovables y alternativos a los combustibles fósiles cobran especial importancia.
Es el caso de 'Renewable Iron Fuel Technology' (RIFT), un combustible de hierro que promete suministrar energía reutilizable sin emisiones de CO₂, competitiva y de forma continua.
RIFT es una compañía formada por desarrolladores, científicos e ingenieros que se fundó en 2020 por tres estudiantes y un profesor de la Universidad Técnica de Eindhoven, en Países Bajos.
La idea de Iron Fuel Technology -en fase de pruebas- se planteó por primera vez en un proyecto de la Agencia Espacial Europea. ¿Por qué no utilizar chatarra como combustible limpio? Esta pregunta fue la semilla de la innovación del combustible de hierro.
En su descripción más simple, se trata de hierro oxidado y desoxidado, y todo empieza con la fundición de chatarra, que acaba convertida en un polvo de hierro.
La oxidación, o combustión, produce energía a alta temperatura que se convierte en vapor o agua caliente. La desoxidación, o producción, tiene lugar por reacción química con hidrógeno.
De esta manera, el hidrógeno sostenible se vuelve almacenable, transportable y adecuado para el suministro de calor a alta temperatura sin carbono, explica la compañía.
El combustible, aseguran, contiene una alta densidad energética -un metro cúbico equivaldría a 11 metros cúbicos de hidrógeno almacenado a alta presión-. Además no necesita ser almacenado a bajas temperaturas.
Esto abre la puerta a su aplicación tanto en la calefacción de edificios residenciales como en procesos industriales o generación eléctrica en la red.
Se espera que en 2024 esta fuente de energía renovable inicie su despliegue comercial en la industria de calefacción urbana, alimentos y bebidas, papel y otros.