Desafortunadamente para él, Will Power fue fiel al refrán que dice que "no hay dos sin tres", y por tercer año consecutivo besó el muro en la última carrera de la temporada para decir adiós a un primer título que se le sigue resistiendo. De este modo, Ryan Hunter-Reay se proclamó campeón de la IndyCar Series 2012 en una carrera en la que la victoria fue a parar a manos de Ed Carpenter. Power llegaba a Fontana con 17 puntos de ventaja sobre Ryan Hunter-Reay, pero sabiendo que la vuelta de los monoplazas estadounidenses a Fontana sería larga, con una prueba de 500 millas para cerrar el calendario, y dura, al iniciarse de día y terminarse de noche, con los consiguientes cambios de temperatura, y deber salir los dos contendientes al título muy retrasados por cambios de motor.
Además, tanto Power como Hunter-Reay sufrieron como perros desde el inicio, rodando muy alejados de la cabeza. De hecho, cuando se produjo el momento clave de la carrera, en la vuelta 54, ambos estaban cerca de ser doblados por el líder en ése momento, J.R. Hildebrand. Sin embargo, el australiano terminó provocando la primera bandera amarilla de la prueba al perder el control de su monoplaza, realizar un trompo, y, a punto de llevarse con él a Hunter-Reay, impactar contra el muro.
Power parecía decir adiós a la carrera, pero dado que en IndyCar se puede puntuar habiendo abandonado, y que además hay diferencias de puntuación entre el 24º puesto y el 25º que ocupaba Power en ése momento, los mecánicos de Penske repararon en un esfuerzo titánico su monoplaza, para así recuperar las doce vueltas que le separaban con Ernesto Viso.
De este modo, obligaban a Ryan Hunter-Reay a sumar más de 19 puntos, es decir, a acabar entre los cinco primeros para lograr el titulo. La carrera del estadounidense no fue ni mucho menos sencilla, pues al nerviosismo crónico en el monoplaza de Andretti Autosport, se sumaron problemas en la temperatura del aceite y del agua. A falta de veinte vueltas para el final, Hunter-Reay alcanzaba la necesaria quinta posición gracias a la rotura de motor que sufrió Alex Tagliani, y llegaba a colocarse tercero en la resalida.
El accidente de Tony Kanaan a nueve vueltas del final hizo que dirección de carrera sacara bandera roja, una decisión que enfadó bastante a Andretti Autosport, pero la escasez de coches en la vuelta del líder (ocho en ése momento) y una maniobra bastante fea de Marco Andretti, saltándose la última resalida para estorbar a los potenciales rivales de Hunter-Reay facilitaron las cosas al estadounidense, que aún así se llevó un susto al estrellarse Takuma Sato en la última vuelta cuando luchaban por posición. Finalmente, cuarto puesto y primer título para un estadounidense desde 2006, cuando lo logró Sam Hornish Jr.
La lucha por la victoria fue bastante bonita, y un adelantamiento en la última vuelta de Ed Carpenter a Dario Franchitti dio el triunfo al piloto-propietario, gran especialista de los óvalos. Oriol Servià tuvo una carrera para olvidar, debido a recurrentes problemas de sobrecalentamiento de su motor, acabando finalmente 19º a una docena de vueltas.