Ya puedo decirlo, lo que más me gusta del nuevo Ferrari es su "diseño artístico". La desaparición de los colores de Marlboro, que no de su dinero, ha dado lugar a un coche rojo por completo, olvidándose de esos parches blancos que sólo hacían que ensuciar la mítica del caballino.
Y los monos de los pilotos me parecen muy logrados, al igual que sus camisetas de calle; parece un intento de recuperar su italianidad, con esa bandera tricolor atravesando el pecho de los pilotos, después de años de "contaminación" germana e inglesa.
Lo mismo ha pasado con su cuerpo técnico. Los puestos importantes vuelven a estar en manos de italianos. Y se nota: a la primera carrera avería de una caja de cambios.