Tras el primer capítulo, V8 Supercars: los orígenes (I) aquí os traigo la segunda parte y desenlace. A los que descubráis ahora esta serie de posts, con la primera parte dividida en dos capítulos para no asustar a más de uno con la extensión, os recomiendo encarecida que léais el primero que encontraréis en el enlace.
Efectos colaterales y tiempos difíciles:
La consecuencias de cambios tan drásticos no tardaron en llegar, y el ejemplo más claro fue el de BMW. La marca bávara competía con el M3 hasta 1992, por lo que en 1993 se le permitió seguir en la clase C, a esperas de que preparara un modelo de coche en serie que cumpliera los requisitos para competir en la categoría reina, la nueva Clase A de 5.000 c.c. y V8 atmosféricos. A BMW las condiciones o bien no le convencían o no le interesaba crear un modelo de serie con V8 atmosférico de esa cilindrada tan solo para correr allí. Con lo que al año siguiente ya que la clase C de transición por un año desaparecía, se pasó a los turismos Súper 2.000.
Fabricantes como Nissan con el GT-R, Ford con el Sierra, Mazda con el RX7 que no eran mecánicas V8, de menor cilindrada, con o sin turbo, intentaron entrar con los Clase A sin éxito. En un par de años, el que no probó a seguir los pasos de BMW directamente se marchó. A Ford no le importó mucho sacrificar en competición su Sierra turbo: disponía de modelos de serie con motores V8 que podían ser usados sin problema, como el Falcon. Lo mismo se podría decir de Holden - General Motors - con sus Monaro y Commodore.
Ford y Holden copaban la parrilla de la categoría mayor con los Falcon, Monaro y/o Commodore. Todos como requería el reglamento con modelo de serie 4 puertas, berlinas, con las dimensiones mínimas que exigía el reglamento, la preparación pertinente y motores small block V8 atmosféricos. Modelos además muy populares y queridos por nuestras antípodas. La preparación se limitó mucho, así como la aplicación de excesiva electrónica. Los demás fabricantes tantearon competir en ella con los modelos de los que disponían pero sus opciones fueron rechazadas.
Perdieron el interés. Cualquier modelo que no cumpliera los requisitos era rechazado. Con lo cual modelos que habían corrido hasta entonces durante la última década se quedaban fuera. La organización no quería saber nada de motores de menor cilindrada, con preparaciones costosas y/o excesivamente exóticos como el caso de los RX de Mazda con motor rotativo. La categoría Super 2000, como sabemos es tan restrictiva o incluso más, con lo que tampoco les resultaba la salida. Para colmo no tenía tantos adeptos e interés mediático como los espectaculares V8.
Se afianzan los cimientos:
Así llegamos a 1997, en donde entra en escena IMG, que tras una dura lucha con la CAMS adquiere los derechos única y exclusivamente de la categoría de los turismos de 5 litros de cilindrada. Es entonces cuando se independiza y se hace llamar V8 Supercars, tal cual la conocemos hoy en día. Ese mismo año, la competición sería televisada en el territorio a través del Channel Seven, siendo un rotundo éxito.
La categoría 2000 todavía perduraba como campeonato australiano de turismos. Pero la marcha de fabricantes como si de un goteo se tratara condenó a la categoría. En 1999 BMW, único fabricante oficial de peso que quedaba puso punto y final en la categoría volcándose más en otros derroteros por el resto del mundo, como por ejemplo Le Mans. La CAMS intentó en 2000 y 2001 revitalizar la categoría pero la suerte ya estaba echada. La agonía duraría hasta 2007, en donde corrieron tres participantes a lo sumo. Sería su último año de existencia.
Mientras, los carismáticos y espectaculares V8 hacían las delicias del público aussie, tanto en televisión como en circuitos, en donde fácilmente arrastran a más de 200.000 espectadores, llenando los circuitos a los que acuden. También llenan parrillas de más de 30 vehículos y sumando un total de participantes a final de año que muchas competiciones quisieran para sí, como por ejemplo los 62 participantes en total que han competido en 2008.
Así a grandes rasgos surgió esta competición que por lo general al oír y ver de ella por primera vez no deja a nadie indiferente. Al igual que la historia de tantas competiciones, en su historia no ha sido todo color de rosa. Podría ser mejor ¡y mucho peor!, por supuesto. Pero hoy por hoy, el interés y la atención del automovilismo en Australia, Nueva Zelanda y resto de Oceanía, no digamos ya a nivel territorial, se llama V8 Supercars.
Vía | V8 Supercars y Wikipedia en español e inglés. Fotos | Redline Fotographics, V8 Supercars y otros.
En Racingpasión | V8 Supercars: los orígenes (I), V8 Supercars: pilotos y equipos, V8 Supercars: el escenario de las carreras y V8 Supercars: los protagonistas mecánicos