Todavía hay mucha confusión con el proyecto para este año de Toyota en la subida al Pikes Peak. A todos los rumores que hablan de la posibilidad de que Nobuhiro “Monster” Tajima compita con un prototipo vitaminado del GT86 (aunque sigue apareciendo inscrito con un coche eléctrico), se suma la confirmación de la participación del TMG EV P002 eléctrico en la edición de este año. Con todo una leyenda de esta carrera tras su volante, Rod Millen.
Recordemos que el neozelandés, además de ser el padre del actual poseedor del record de la subida más famosa del mundo (Rhys Millen), ha sido el piloto que más se había acercado a bajar de la barrera de los 10 minutos hasta que Monster Tajima destrozase el record y el recorrido se comenzara a asfaltar. Rod volvió hace dos temporadas con el Hyundai Genesis Coupe de su hijo para participar y ganar la categoría de Time Attack 2WD.
Este año el objetivo del mayor de la saga Millen será la de bajar el tiempo conseguido por el prototipo de Toyota en 2012 dentro de los eléctricos. El objetivo será bajar de los 10 minutos 15,380 segundos con esta especie de barqueta Radical con un propulsor de 400 kW (544 CV) y que ronda los 230 km/h de velocidad punta. Por su parte, hay algunos que ya comienzan a tenerle miedo a la subida. Jean-Claude Vaucard, responsable técnico del proyecto del Peugeot 208T16 para el Pikes Peak piensa que con el asfaltado los coches serán demasiado rápidos para la pista.
El coche es muy rápido, y debido a que el Pikes Peak está ahora totalmente asfalto pienso que es un poco loco ir tan rápido allí. Si en tierra ya era peligroso, pienso que ahora es mucho más porque se consiguen velocidades increíbles y se está en el punto límite de lo que es seguro y lo que no. Salirse de la carretera en algunos sitios significa caer 800 metros ladera abajo.