Estábamos acostumbrados a otra historia. En los últimos años no era un coche plateado el que batía a todos los demás monoplazas sin ton ni son, sino un Red Bull, el de Sebastian Vettel. La Fórmula 1 ha cambiado, y ahora quienes antes luchaban por poles, son susceptibles de caer en Q2, y viceversa.
Está claro que el comienzo de temporada de Red Bull deja mucho que desear, sobre todo en el bando de Sebastian Vettel y en términos de fiabilidad. El alemán ya cayó en Q2 en Australia, y lo mismo ha sucedido hoy. En Melbourne faltaba el rodaje y fallaba la fiabilidad, y hoy el cambio no bajaba correctamente. Sebastian no está acostumbrado a sufrir en estas situaciones, y culpa él no tiene, porque su rendimiento, como vimos en Malasia, sigue siendo intachable. Ahora bien, el Red Bull y su motor Renault, no terminan de despegar.
Mañana volveremos a ver a Vettel salir desde una posición complicada: la undécima. Tendrá a Fernando Alonso delante y a Daniil Kvyat y Daniel Ricciardo justo detrás. Si el RB10 tampoco tiene un buen día, el alemán se distanciará un poco más de los Mercedes en el Mundial. Aún es pronto para sacar conclusiones, Europa está cerca y allí es donde suelen llegar las evoluciones, pero el mayor problema parece seguir siendo Renault. A veces sufren unos y a veces otros, y en esta parte de la temporada, a pesar del podio de Malasia, parece haberle tocado la peor ración de suerte a Vettel.
... Pero Ricciardo tampoco se va de rositas, por desgracia para él, pues el rendimiento sí que ha estado de su parte. En este inicio de la temporada las decisiones o acciones de su equipo han provocado distintas sanciones de la FIA que han comprometido ya tres Grandes Premios. El caudalímetro, la rueda mal apretada de Malasia y la consecuencia en el nuevo Reglamento. Veremos mañana si llegan puntos a Red Bull... o si continúa la penitencia.
