Esa es la pregunta que se hacía un atónito Antonio Lobato en la retransmisión de T5: ¿Sale Hamilton? ¿Eso se puede hacer? Pues por lo visto sí, querido Lobato, ya que nadie impidió que el eficaz operario de la grúa colocara de nuevo a Hamilton en la pista y lo devolviera a la carrera mientras otros cinco coches se quedaban encallados en la puzolana.
Pues sí, Hamilton se aprovechó de una laguna en la reglamentación, que dice que mientras el motor del coche siga en marcha puede recibir ayuda externa para seguir en carrera. La normativa no especifica si la ayuda es humana o mecánica, así que el líder del Mundial - bien asesorado por la radio - mantuvo el motor encendido y pudo acabar el GP de Europa, eso sí, fuera de los puntos.
¿Legal? Pues parece ser que sí. ¿Justo? No lo tengo tan claro. ¿Y si el operario de la grúa no hubiese ido directo hacia el coche de Hamilton, por cierto poniendo en peligro a otros pilotos que podían haberse estampado contra la grúa, como de hecho estuvo a punto de suceder? ¿Por qué Hamilton y no otro?
Bueno, son preguntas difíciles de responder, pero lo cierto es que yo nunca antes había visto que una grúa interviniera de esta forma en una carrera de F1.
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