Tras disputar media temporada en Fórmula 1 de la mano de Renault, Romain Grosjean salió por la puerta de atrás de la máxima categoría. Aquel Renault era lo más parecido a un tractor y el francés poco o nada pudo hacer con el para ganarse un asiento. Por ello, en 2010, Grosjean pensó que había vida más allá de la Fórmula 1 y puso destino al Mundial de GT1.
Tras disputar varias pruebas con el Ford GT de matech, Romain Grosjean pensó que su carrera en la Fórmula 1 no tenía porque terminar. Volvió a los monoplazas y ese mismo año ganó en AutoGP casi sin despeinarse. En 2011, Grosjean dio un paso más. Ganó el título de la GP2 que no pudo ganar en 2009 y bajo el paragüas de Gravity, encontró un hueco en Lotus Renault GP, incluso disputando los primeros libres en Abu Dhabi y Brasil.
2012, debería ser el año de su regreso. Y su sitio debería estar en la nueva Lotus. Pero con Kimi Raikkonen ya confirmado y aún esperando que pasa con Robert Kubica o con Vitaly Petrov, con contrato vigente, Romain Grosjean ha anunciado que de no encontrar un asiento, renunciará al sueño de la Fórmula 1.
El piloto es consciente de que sin apoyo económico sus opciones se reducen, y por ello no da la espalda a la realidad. Sin asiento se fijará un nuevo objetivo lejos del gran circo. Quizás sus pruebas con el BMW M3 del DTM esta misma semana en Monteblanco sean una pequeña pista. De quedarse sin asiento, Grosjean sería el segundo piloto, tras Giorgio Pantano, que vence la GP2 y no encuentra un hueco en la parrilla. Sí, la Fórmula 1 es así.
Vía | Autosport