A comienzos de mes y cuando aún faltaban tres meses para que termine el campeonato comenzaron a aparecer rumores sobre la posibilidad de que Ferrari y Renault intercambiaran pilotos. Robert Kubica, oscuro objeto de deseo de Ferrari, pasaría a la escudería italiana mientras que Felipe Massa, tocado tras su enfado y maniobra en Hockenheim, heredaría el asiento del polaco en Renault. Esos rumores fueron rápidamente negados desde Renault, más interesada en cambiar a su segundo piloto que a su piloto estrella.
Pero cosas del destino, unas semanas después los nombres de Kubica y Massa se vuelven a encontrar en el camino. En esta ocasión, y desde Suiza, colocan de nuevo al Robert Kubica en Ferrari (todos los caminos del polaco llegan a la escudería italiana) mientras que en el futuro de Felipe Massa se cruzaría un viejo amigo, Peter Sauber. El piloto brasileño volvería a la escudería que le dio la oportunidad de debutar en la Fórmula 1 allá por 2002 y con quienes disputó una segunda temporada en 2004, justo antes de llegar a Ferrari.
El amor entre Felipe Massa y Ferrari se rompió casi inmediatamente después de llegar Fernando Alonso. Con Raikkonen, los resultados colocaban al brasileño como número 1 o en su defecto a la par, pero con la la llegada del asturiano eso desapareció. El anhelo de Luca Cordero di Montezemolo de tener a Alonso vestido de rojo era superior que el amor forjado en los últimos años con Massa. Los resultados en la pista hicieron el resto y el divorcio se consumó en Alemania. Felipe Massa ya no está cómodo en Ferrari y no lo volverá a estar. Es tiempo de marcharse.