Para los que en alguna ocasión hemos estado en la toma de decisiones sobre la utilización de una nueva pieza, o no, en una máquina no será ajeno que todo conlleva un periodo de prueba y de adaptación que en ocasiones supone mucho dinero. En este caso Red Bull parece que también ha llegado al momento de la decisión. En Brasil estrenarán un nuevo alternador para intentar solventar los problemas que le han venido acosando desde el Gran Premio de Europa.
Unos problemas que parecían haberse solventado durante la gira asiática, después de que el equipo tomara la decisión de dar un paso atrás y volver a las especificaciones de 2011. Sin embargo, en Austin se volvieron a reproducir al regresar los alternadores de Renault al coche. Algo que a puso en serio peligro la consecución del título de constructores en la prueba estadounidense después de quedarse Mark Webber fuera de carrera.
La escudería de los toros rojos parece estar decidida a estrenar nuevo alternador en la prueba definitiva, la que determinará quién es el tricampeón más joven de toda la historia de la Fórmula 1. Sin embargo, y tal y como temen ellos mismos, este puede ser un lanzamiento de la moneda al aire, en el que todo puede salir cara o cruz.
Y es que por mucho que las simulaciones puedan dar un resultado, o que los ingenieros te aseguren que esa pieza soluciona los anteriores problemas y no fallará, este tipo de decisiones son muy arriesgadas, al no haber habido tiempo ni tests para probarlo en pista. Es por ello que el resultado y la ausencia o no de problemas determinará si la decisión del equipo ha sido un acierto, o por el contrario un absoluto fracaso.
Sin duda, aunque Fernando Alonso confíe en la lluvia como principal factor para poder ganar la carrera y arrebatarle el título a Vettel, estoy seguro que más de un aficionado del asturiano rezará a “San Ganchao” para que el alternador del alemán no aguante la carrera. Todo parece prometer que el domingo tendremos que esperar hasta el último momento como en los Grandes Premios de Brasil 2007 y 2008.