Hace hoy justo un año, Carlos Sainz sufría el accidente que le obligó a abandonar el Dakar 2009. La situación era similar a la actual: Carlos lideraba la clasificación general, y parecía que tenía la prueba "el el bolsillo, casi ganada". Y es que la fama de mala suerte del madrileño le sobrevuela especialmente hoy, día de la etapa número 13, y me viene a la cabeza la frase que colocó un amigo en su facebook, y que tomo aquí prestada: "Llega la semana de la verdad... ¿Se despeñará por un barranco? ¿Dictarán órdenes de equipo el día equivocado? ¿Se le romperá el motor? En otras palabras, ¿ganará Sainz el Dakar?".
Poco importa ya si el accidente del 2009 se produjo por una supuesta mala indicación en el libro de ruta: el Touareg 301 cayó desde unos cuatro metros de altura y quedó dado vuelta, además Michael Perin –su copiloto– quedó lesionado en el omóplato y el médico le impidió que siguiera en competencia. Pero esta vez hay dos diferencias con el año pasado: la mayor experiencia de Carlos y este post antigafe. Vamos a cruzar los dedos para que la historia no se repita, a ver como acaba el día; por ahora nada parece detenerlo. Queremos verlo llegar a Buenos Aires ganador. Se lo merece, y le sobra talento para conseguirlo.
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