La FIA anunció ayer el calendario oficial de la F1 para 2006 y los horarios de las tres jornadas de Gran Premio. Pero todo eso pasó desapercibido frente a la última ocurrencia de Max Mosley.
Pretende que los equipos respaldados por fabricantes, es decir, los que ahora mismo están en la GPMA, no participen en los beneficios comerciales de la F1 a partir de 2008, potenciando a los equipos privados, incluido Ferrari, que tiene de privado lo que yo de monje budista.
Un portavoz de la GPMA ya ha mostrado su sorpresa, no sólo porque la medida sea ridícula, sino porque va en contra de una Norma anti-trust de la UE del año 2001, que prohíbe a la FIA inmiscuirse en las negociaciones de los derechos comerciales de la F1, lo que debe estar reservado exclusivamente a sus legítimos tenedores.
Vía | Autosport
