Muchos os acordareis que hace unas cuantas semanas os poníamos una noticia sobre unas declaraciones en las que el director de Citroën Racing anunciaba que este año no iba a haber órdenes de equipo entre los dos pilotos oficiales. Parece que Olivier Quesnel tiene algún problema de memoria, ya que este fin de semana en México intentó que Sébastien Loeb no atacara durante el domingo a su compañero, y rival, Ogier.
Digo que lo intentó, porque el siete veces campeón del Mundo no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer y se negó a aceptar las órdenes de su jefe. Desde luego un verdadero insulto al deporte y a un gran piloto como Loeb que en el segundo rally de la temporada te obliguen a levantar para no atacar a tu compañero y que los dos lleguen en procesión a la meta.
Tras la negativa del alsaciano, Quesnel les pidió que por lo menos llegaran los dos coches a meta. Sébastien Ogier, obligado a abrir la pista y con toda la presión de Loeb encima no aguantó y se salió en la primera especial del domingo quedándose sin el tan preciado doblete de Citroën. La joven estrella gala quedaba en evidencia por primera vez y reconocía su derrota ante los medios de su país.
Si te digo que no estaba tomando riesgos no seria honesto. Hemos jugado y hemos perdido.
Desde luego, no es la mejor forma de comenzar una temporada, al menos si me pongo en la piel de Olivier Quesnel. Acaba de quitar los vendajes de los espolones a sus pilotos, ahora habrá que ver quien se queda con el gallinero.
Vía | L’Equipe