Hace tan sólo unas semanas, Sébastien Ogier conseguía su primer título de Campeón del Mundo Absoluto de Rallyes. El de Gap era el primero en conseguir ser campeón tras la llamada era Loeb. Nueve años dominando el WRC y un heredero que parece a la altura. Ambos pilotos franceses, ambos comenzaron sus carreras deportivas bajo el ala de Citroën, pero completamente distintos tanto a la hora de afrontar las pruebas como en cuanto a su carácter.
Sin embargo, hay muchas más coincidencias de las que parece si rascamos un poco la superficie e investigamos los tempos de las carreras de ambos pilotos. Loeb fue el que más tardó en llegar a los rallyes. El ex-gimnasta, disputó en 1997, a los 23 años su primera temporada del Volant Peugeot y la revista Echappement le eligió como joven promesa de ese mismo año. En cambio, Ogier debutó en el mismo campeonato un año antes, a los 22, en una nueva muestra de la eficiencia del programa de jóvenes pilotos de la FFSA (Federación francesa).
El actual piloto de Volkswagen, al igual que Séb I, se dedicaba a otros deportes antes de centrarse en el automovilismo. En concreto, Ogier era instructor de esquí. Loeb comenzaba en el 98 a demostrar sus manos ya al volante de un Citroën Saxo Kit Car. Su primer scratch absoluto en el Rallye du Val d’Agout certificaba su velocidad sobre el asfalto. No conseguiría el Trophée Citroën Saxo hasta un año más tarde, en 1999, misma temporada en la que realizaría su debut en el Mundial de Rallyes al volante del pequeño coche de dos ruedas motrices de la firma gala y precisamente en nuestro país, en el Rally de Catalunya, donde tuvo que abandonar.
Los pasos se estaban tomando muy deprisa, no obstante, Loeb tenía ya 26 años cuando disputó sus primeras carreras al volante del Corolla WRC de la FFSA. Su tercer puesto en el Campeonato Francés de Rallyes de Tierra de 2000 (campeón de la categoría dos ruedas motrices) y la victoria en el Rallye du Var con un Xsara Kit Car oficial le permitieron convertirse en piloto de fabrica de Citroën en el Nacional galo. 2001 fue su quinta temporada completa en un campeonato de garantías y fue la explosión de calidad del alsaciano.
Se convirtió en Campeón de su país tras seis victorias y además lograba ganar el JWRC (en aquellos momentos conocido como Mundial S1600) después de sumar cinco victorias de cinco posibles. Lo mejor estaría por llegar, al aprovechar la oportunidad brindada por Citroën en Rallye de San Remo, donde sumó su primer podio (fue segundo) al volante del Xsara T4 WRC. En prácticamente cinco temporadas, Loeb despertó toda su hambre y demostró a los mandamases de la firma de los dos chevrones que era lo suficientemente rápido tanto en tierra como en asfalto. Sin duda, fue capaz de sacar el máximo rendimiento a cada una de sus participaciones.
El salto de Ogier al Mundial fue aún más frenético, en parte gracias al gran trabajo realizado por la FFSA que llevo su carrera hasta lo más alto. Al igual que Loeb, fue elegido a los 23 años como joven promesa del año por la revista Échappement tras conseguir la victoria de la Copa Peugeot 206, tras conseguir también su primer scratch absoluto en el Rallye Hautes Alpes.
Una temporada más tarde, su vida era muy distinta, consiguiendo a la primera el Campeonato del Mundo Junior con un Citroën C2 S1600 también con los colores de la Federación gala de automovilismo. A final de esa misma temporada, Olivier Quesnel le daba el premio de debutar al volante de un C4 WRC en el Rally de Gales de 2008. Las difíciles condiciones le llevaron fuera de carrera tras un espectacular vuelco, no sin antes haber demostrado su valía peleándose con los primeros espadas del Mundial Absoluto.
El Campeón del Mundeo del WRC de 2013 había superado a su maestro, disputando con sólo 25 años (cuatro menos que en el caso de Loeb) su primera temporada completa en el Campeonato del Mundo. Ambos, consiguieron su primera victoria precisamente en el año de debut. Loeb mandaba en Montecarlo, pero un error de Citroën Racing con los neumáticos le dejaba sin ella en detrimento de Tommi Mäkinen.
Sólo tendría que esperar unos meses, en el Rallye de Alemania, segunda casa de Sébastien, para conseguirla con 28 años. Ogier lo haría con sólo 26, es su segunda temporada completa en el WRC que además le sirvió para abandonar el equipo Junior y ganarse el puesto de Dani Sordo en la escuadra oficial. En año y medio como piloto de fábrica fue capaz de conseguir hasta seis victorias que se sumaban a la obtenida en territorio luso pero no era capaz de vencer a su compañero de equipo tras un año lleno de mal ambiente, enfrentamientos y declaraciones cruzadas.
Sus séptimas temporadas como pilotos oficiales tienen un denominador en común, ambos perdieron no lucharon por el titulo debido a las decisiones de sus equipos. En el caso de Ogier se trata del año en blanco que corrió con el Skoda Fabia S2000, mientras que su nuevo equipo, Volkswagen, preparaba el Polo R WRC de cara a su debut esta temporada. Loeb en cambio peleó hasta la última prueba por el título, pero Guy Fréquelin fue claro y quiso que Citroën asegurara el título de marcas.
A la octava fue la vencida. Loeb conseguía de manera contundente su primer Campeonato del Mundo, el de 2004, cuando tenía 30 años y tras llevarse hasta seis victorias. Ogier no ha sido distinto y ha dominado con mano de hierro este 2013 dónde ha conseguido 8 de las 12 pruebas disputadas con 29 años… y todavía quedan dos rallyes más para acercarse al record de las 10 conseguidas por Sébastien Loeb en 2005. Dos carreras con muchos elementos en común en el WRC, pero que además está demostrando ser similar en su propensión por probar nuevas categorías.
Datos | AUTOhedbo (Edición impresa)