Lo más interesante de las pretemporadas de fútbol suele ser el mercado fichaje. Millones mediante, grandes y pequeños futbolistas encuentran nuevo acomodo. En la Fórmula 1, el mercado de fichajes mediáticos es más reducido, tan sólo 24 pilotos, pero aún así, los movimientos “invisibles” existen y a veces tienen mayor importancia que cambiar a un piloto por otro.
Para 2011, en Maranello se decidió mantener su pareja de pilotos, pero no descuidó la parcela de fichajes. Ferrari se hizo con los servicios de Neil Martin, hasta ese momento, responsable del departamento de desarrollo de estrategias de Red Bull. Martin pasaba a dirigir el grupo estratégico de ingenieros creado por Ferrari para decidir las estrategias de carrera.
Una de las principales peculiaridades de Martin es que no viaja a los grandes premios sino que trabaja on-line desde fábrica. En palabras de Domenicali, Martin y su equipo iban a trabajar en perfecta sincronía con el muro de boxes, pero desde Maranello. De esta forma, Ferrari cuenta con un grupo de técnicos capaz de analizar en tiempo real todos los parámetros del monoplaza durante el gran premio sin tener que superar el tope de 45 personas desplazadas a cada carrera.
La otra curiosidad es que todo el análisis de los parámetros se realiza mediante modelos matemáticos y en eso parece que Martin es el mejor. A partir de los datos arrojados, variables y otros parámetros se toman las decisiones. El problema viene en carreras locas en las que no hay tiempo material para analizar y tan sólo vale la experiencia.
Eso sí, Martin y su equipo no deciden las estrategias sino que aconsejan para las mismas. La última decisión la toman desde el muro, Pat Fry y Stefano Domenicali. Fry llegó a Ferrari en julio pasado y tras el descalabro de Abu Dhabi, fue nombrado como nuevo responsable técnico en pista y de estrategia sustituyendo a Chris Dyer. No será la primera ocasión que Fry y Martin trabajen juntos, ya que ambos coincidieron en McLaren.
Pero tras tres carreras de la presente temporada, el fichaje de Neil Martin parece que no ha sido el bálsamo que necesita el muro de Ferrari. Lastrados por un monoplaza que no va ni para atrás, en la escudería italiana las decisiones no han sido tampoco las más adecuadas. Cuando las cosas van mal, siempre pueden ir peor.
