Así debe haber ido la temporada para McLaren, que a estas alturas de la película, muchos ni se acuerden cuál era el verdadero debate que planeaba sobre los de Woking cuando apenas se habían dado las primeras vueltas de la pretemporada. Si buscamos en la hemeroteca, lo que más preocupaba antes que subiera el telón, era la fiabilidad del MP4-22. Hasta la inventada lucha entre Pedro de la Rosa y Lewis Hamilton por el segundo volante de las flechas de plata pasó a un segundo plano. La pregunta que se hacía todo el mundo era: ¿seguirán rompiéndose los McLaren?
Pero desde sus primeras apariciones en pista, quedó bien claro que la fiabilidad no sería ningún problema en 2007. ¿Y la velocidad? Parecía que tampoco. McLaren fue el equipo proveniente de Michelin que mejor y más rápidamente se adaptó a los nuevos neumáticos Bridgestone. La sensación era que Ferrari, manteniendo el impulso del sprint final de la temporada anterior, seguía ligeramente por delante de la escudería británica en lo que a prestaciones se refería, pero la lucha iba a estar mucho más apretada de lo que la mayoría pronosticaba. Hasta aquí, Lewis Hamilton seguía a la sombra de Fernando Alonso. Y empezó el Mundial, y se fue constatando poco a poco que McLaren estaba ahí. Un pasito por detrás de Ferrari, pero demostrando una regularidad de la que los coches rojos no podían presumir. Fue sorprendente la temprana victoria, con doblete incluído, de Alonso en Sepang, pero si hay que señalar una sorpresa del inicio de temporada, esa fue sin lugar a dudas el rendimiento de Lewis Hamilton. Se sabía que era bueno. Se intuía que podía hacerlo bien. Pero nunca nadie se imaginó que un novato pudiera estar tuteando al bicampeón del mundo con esa aparente facilidad. Y, paradójicamente, ese sensacional inicio de temporada del británico fue el principio del fin para la temporada de McLaren.
El verdadero problema que ha tenido este año McLaren ha sido la gestión deportiva. No han sabido exactamente qué hacer con un bicampeón del mundo entre las manos, y se han dejado llevar por el idílico cuento de un chavalín criado en la fábrica de Woking y que puede ganar el título en su temporada de debut. En la Fórmula 1 hay que ser mucho más práctico. Hubiera sido la historia perfecta, sí, pero al final se convirtió en la peor pesadilla de Ron Dennis. Un equipo en constante lucha interna, con un jefe que no hace más que echar leña al fuego cada vez que abre la boca. ¿Puede pintarse un escenario peor para intentar lograr el título? Bueno, me lo he puesto a huevo para introducir aquí el asunto del espionaje, pero creo que todos estamos un poco cansados de esa historia, así que me la ahorro.
En resumen: un gran coche, una fiabilidad exquisita, 8 victorias, 4 dobletes, 8 poles, 5 vueltas rápidas, 24 podios, 524 vueltas liderando un GP, todas las carreras en los puntos, ningún abandono por fallo mecánico, un bicampeón del mundo, el mejor debutante de la historia, el probador más valorado del paddock... Con estos factores en la ecuación, cualquier cosa que no dé como resultado hacerse con el campeonato del mundo de constructores y pilotos es un fracaso. Y el resultado es bien sabido. Además, sin caso de espionaje de por medio, McLaren tampoco hubiera ganado el Mundial de Constructores. ¿Habrán aprendido la lección?
En Racingpasión | Resumen Temporada 2007