Lo sé, después de cada Gran Premio toca escribir la habitual sección “Bandera a Cuadros” (mañana sin falta), pero no he podido evitar escribir una previa a la misma que bien podría haberse llamado “Banderazo a Cuadros”, porque alguno que otro se merece llevarse uno bien dado. Después de un ejercicio de contención basado en dejar enfriar la cabeza durante unas 24 horas, sigo viéndolo igual que ayer a las 16:00: nos han tomado el pelo a todos.
Los titulares en la prensa de hoy vienen cargados del término que usó Fernando Alonso para referirse a la carrera de ayer, carrera “manipulada”, pero personalmente me gustó mucho más el sustantivo que empleó Pedro De La Rosa para referirse a los juegos que se traen entre manos los de la FIA: porquería. Porque eso es lo que se pudo ver el domingo en Valencia: una carrera que no fue verdad. Una auténtica porquería.
Me indigna mucho pensar que muchas de las personas que llenaban las gradas ayer, llevarían meses ahorrando el pastón que les salió el viaje, hotel, entradas y otros para vivir un fin de semana de Fórmula 1 en Valencia. Deberían devolverles a todos su dinero, como pasó en Indianápolis no hace tanto.
Supongo que no todos los que estáis leyendo estas líneas compartiréis mi sensación, pero os aseguro que tras las primeras vueltas de la carrera, estaba convencido que veríamos una de esas carreras para recordar, con el Red Bull de Vettel, el McLaren de Hamilton y el Ferrari de Alonso luchando mano a mano por la victoria. La cosa pintaba sensacional, pero nos duró bien poco la alegría.
De entrada, me parece increíble que la salida de un Safety Car pueda romper la carrera de la forma que lo hizo. Con lo que históricamente ha costado estos últimos años sacar un Safety Car cuando el perjudicado era un determinado piloto, y lo alegremente que salió ayer el Safety en mitad del grupito de cabeza. Me pareció un tanto indignante, especialmente porque no costaba nada ir dejando pasar a coches a un ritmo razonable (actualmente controlado por las ECU estándar, por si a alguien se le había olvidado) hasta que el líder de carrera se pusiera tras el Safety Car, pero bueno, por lo menos este punto concreto no es discutible de premeditación (la mente de los de la FIA no da para tanto).
Ahora bien, la cosa empezó a oler mal desde el mismo momento que Lewis Hamilton entró a boxes tranquilamente a cambiar neumáticos y morro sin rastros del Ferrari de Alonso a su estela. ¿Qué narices había pasado, si Fernando se estaba comiéndose a Lewis antes de la salida del Safety? Y pasaban las vueltas, y nada de nada. Unas vueltas más tarde, oímos a Alonso quejarse por su radio de “algo” que había pasado con Lewis Hamilton durante el periodo de Safety Car. ¿No había una puñetera imagen de nada? Al parecer, no. Qué cosas…
Quiero recordar en este punto que la realización de los Grandes Premios corre a cargo de la FOM, y supongo que no les apetecía poner las imágenes de la salida del Safety y el adelantamiento de Hamilton al mismo hasta que se nos olvidara. Porque no sé vosotros, pero yo no me creo que en los tiempos que corren no tuvieran esas imágenes desde el mismo instante en que sucedieron. ¿Un despiste? Sí hombre sí, como el repentino olvido del propio Hamilton en la rueda de prensa: “no me acuerdo muy bien”. Inaceptable.
Pero bueno, entre la FIA y la FOM, pasaron las vueltas necesarias para que Hamilton se escapara tanto como para que un drive through fuera absolutamente neutral en lo que a posiciones en pista se refiere, y entonces sí, todos a una, la FIA comunicó la sanción y la FOM puso las imágenes con un retraso “algo” mayor del que acostumbran a tener para eliminar los videos del youtube. Resultado: el que cumplió las normas vio como su carrera se iba al traste, y el que las incumplió no sólo no perdió la posición que tendría que haber perdido con Alonso en su pit stop al tener que cambiar el morro de su McLaren, sino que pudo acabar segundo sin problemas.
Ha cambiado el presidente de la FIA, pero la sala de Dirección de Carrera sigue echando el mismo tufo de siempre. Cosas como la de este domingo (y la de muchos otros domingos, y algún que otro sábado) demuestran que el tal Charlie Whiting sigue teniendo demasiado poder para campar a sus anchas. ¡Y suerte que no toma las decisiones unilateralmente (al menos, eso se dice)! Y el verdadero problema de todo esto es que el beneficiado siempre es el mismo: Lewis Hamilton. El británico está escribiendo páginas en este deporte, pero además de las de la historia, también las del reglamento, porque no es normal que todo sea ilegal una vez lo haya hecho él sin una penalización de la magnitud de la infracción. Lo he dicho demasiadas veces: Hamilton no necesita estas ayudas, y estoy convencido que le hacen más mal que bien de cara a la galería.