Al recordar el circuito de Nürburgring es inevitable que me venga a la memoria el espectacular duelo que mantuvieron Felipe Massa y Fernando Alonso allá por 2007. El GP de Alemania Europa estaba llegando a su final y el español se comía por momentos al brasileño. Quedaban pocas vueltas para el final y el ritmo del McLaren-Mercedes MP4-22 era mucho más alto que el del Ferrari F2007. Massa intentó todo lo posible para no dejarse pasar por Alonso, hasta que después de varias intentonas la flecha plateada conseguía dar buena cuenta del bólido rojo.
En una maniobra arriesgada, Alonso le metió el morro a Massa, logró hacerse con el interior de la curva y saltaron chispas entre ambos monoplazas. Digo saltaron chispas porque llegaron a tocarse. El brasileño se pasó un poco bastante de la raya y dejó su firma en el pontón izquierdo del McLaren-Mercedes. Cuanto menos, pecó de duro.
Son las maravillas de las carreras con lluvia. Las diferencias se ven drásticamente reducidas en dichas condiciones y cualquier cosa puede pasar. Que se lo digan a Adrian Sutil con su maravillosa clasificación, aunque es cierto que la pista no estaba mojada, sino más bien húmeda. Lo suficiente como para sacar lo mejor de sí y conseguir un magnífico resultado para él y su escudería.
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