Hace unos años (concretamente a finales de 2007), y para parar la ingente subida de costes de la Fórmula 1, la FIA decidió congelar el desarrollo de los motores. Una decisión que ha hecho que la importancia de los propulsores en la máxima categoría haya pasado a un segundo plano. Pero con el adiós de los V8, los V6 Turbo representan una página en blanco para que los fabricantes puedan dar rienda suelta a su potencial.
Pero como siempre tiene que haber un pero, los nuevos V6 Turbo de la Fórmula 1 también serán congelados. De momento vamos a tener cuatro temporadas, de 2014 a 2018, en la que los fabricantes implicados, Renault, Ferrari, Mercedes-Benz (y Honda a partir de 2015) podrán pulir el diseño de sus motores aunque con limitaciones ya que la congelación será gradual de forma que para 2018, los propulsores ya no podrán evolucionar. Con esta medida, se espera conseguir tres cosas:
La primera, de nuevo el control de los gastos, algo fundamental si tenemos en cuenta que el coste de los nuevos V6 Turbo va a ser, bastante, más elevado que el de los actuales V8, algo que las escuderías ya están temiendo. Lo segundo que esperan conseguir desde la FIA es que con un reglamento estable (al menos en cuanto a motores) se pueda atraer a más fabricantes. Por último, y relacionado con el primer punto, se intentará favorecer acuerdos a largo plazo entre escuderías y fabricantes. A priori, todo mejoras, pero que de nuevo limitarán el potencial de la teórica máxima categoría.
En Motorpasión F1 | Según Renault, los V6 Turbo serán menos potentes que los actuales V8
