Parece que no han sido necesarias demasiadas discusiones para que los principales implicados en la Fórmula 1, los equipos, comiencen a trazar las líneas maestras de lo que será la Fórmula 1 del futuro. El primer pasa pasaba por cambiar los motores. Se rumoreaba la vuelta al turbo y así parece que será. De 2013 a 2018, seis temporadas, tendremos nuevos propulsores en la máxima categoría. Más pequeños, menos sedientos y con menor nivel de emisiones.
El downsizing en los propulsores de la Fórmula 1 hará que pasemos a motores de 4 cilindros, 1.500 c.c, biturbo e inyección directa con los que se conseguirán cifras de potencia iguales o superiores a las actuales. En resumen, motores “más” cercanos a los coches que vemos todos los días. Que en el fondo es más o menos lo mismo que quieren lo fabricantes de neumáticos. Que la Fórmula 1 se acerque al día a día de la industria automotriz.
Además, los nuevos motores contarán con su particular KERS. Un KERS diseñado en torno a ellos y que de menos problemas que uno diseñado para que implementarlo en un motor ya existente. La Fórmula 1 del futuro, mira al pasado. Cuanto menos, curioso.
Vía | ESPN F1