Pasamos de una librada de muchas manos como la que os ha puesto mi compañero Esteban con Mark Higgins como protagonista y la Isla de Man como escenario, a otra en la que la suerte ha jugado un papel muy importante. ¿Recordáis hace unas cuantas semanas el salto de longitud de Tanner Foust?
Como en todos estos saltos, antes de la prueba final siempre hay una serie de prácticas en las que se comprueba que los cálculos realizados a priori son los correctos. Como podemos ver una pequeña diferencia en la velocidad del salto hace que el coche de Foust termine cayendo de morro y perdiendo relativamente el control. Tuvo suerte, ya que un metro antes podía haber terminado en un aparatoso vuelco.
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