De los supuestos quince podios consecutivos hemos pasado a dos carreras en blanco consecutivas. Lewis Hamilton era líder en Mónaco y tras la carrera de ayer en Francia ha caído hasta la cuarta posición del Campeonato a diez puntos del nuevo líder, Felipe Massa.
Todavía no hemos llegado al ecuador del Campeonato, pero parece que la historia se repite. El piloto británico dejó escapar el año pasado el título por unos errores incomprensibles y esta temporada, de nuevo errores de novato lo están alejando de las primeras posiciones. Parece que tras su fulgurante debut en el Mundial, Hamilton haya comenzado a pagar la novatada con un año de retraso. Y si no ya me diréis como se explica que tras su error en Montreal, ayer comenzara la carrera absolutamente desatado, impactando por detrás con su compañero Kovalainen y después arruinara sus escasas opciones al saltarse la chicane y no dejar pasar a Vettel. A Hamilton le sobran condiciones y está al volante de uno de los mejores coches de la parrilla, pero sus errores se están convirtiendo en algo demasiado habitual. Y lo que es peor, le cuesta mucho reconocerlos. Ayer no aceptaba la penalización que le imponían los comisarios y tiraba balones fuera cuando le recordaban que con la de Francia ya son tres las carreras este año en las que se ha quedado fuera de los puntos.
Hamilton se agarraba al precedente de la remontada que protagonizó el año pasado Raikkonen para restarle importancia a sus últimos malos resultados. "Llevo tres carreras sin puntuar, pero aún quedan diez por delante", recordaba el británico, además de añadir que "Raikkonen ganó el título el año pasado tras remontar en la parte final del campeonato, así que no veo motivo para estar descorazonados".
Descorazonados no sé, pero en McLaren sí deberían comenzar a plantearse si Hamilton es el líder idóneo para un equipo que con las ocho primeras carreras de la temporada ya disputadas está tercero en el Mundial de Constructores a 33 puntos del líder...