Hace apenas una semana que el Gran Premio de Australia bajó el telón, y ahora es el turno para que las autoridades hagan números y saquen las oportunas conclusiones. Unas conclusiones que parece que seguirán alimentando el debate acerca de la continuidad de esta cita en el calendario de la Fórmula 1.
La agencia Reuters informa que los organizadores piensan que las pérdidas merecen la pena porque la carrera trae muchos visitantes a Melbourne y tiene una enorme repercusión en todo el mundo. Unos datos que serán puestos a prueba cuando Ernst & Young haga la auditoría que le ha encargado el gobierno del estado de Victoria. El informe estará listo para finales de mayo.
La prueba este año registró una afluencia de 298.000 aficionados durante todo el fin de semana, de los cuales 111.000 asistieron a la carrera. Con estos números, se espera que las pérdidas sean parecidas a las del año pasado, unos 49,2 millones de dólares australianos, casi 36 millones de euros al cambio. Unas cifras que invitan a la reflexión y que seguro que dan mucho juego a los detractores de la cita de Albert Park.
De la cantidad anterior habría que ver cuánto va a parar al bolsillo de Bernie Ecclestone. Éste es el principal culpable de que varios clásicos del calendario se tambaleen y no vean clara su continuidad en la Fórmula 1. Se rumorea que éste suele exigir un mínimo de 20 millones de euros para que un circuito albergue un gran premio, aunque en ocasiones la cifra se puede disparar hasta los 35 millones de euros. Una cantidad desorbitada y a todas luces exagerada.
Si el pequeño tirano rebajara sus exigencias, seguro que muchos de los circuitos tradicionales verían mucho más despejado el horizonte. El problema es que actualmente, parece que al mandamás del gran circo le seducen los destinos exóticos y los trazados sin apenas espectadores. Su ambición no conoce límites, y si se tiene que llevar por delante clásicos de la competición, le da igual. Todo sea por la pasta.
Vía | SportLifePress
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