Que Sébastien Ogier y Volkswagen ganen un rally ya no es noticia. De las últimas 17 pruebas del WRC, el de Gap ha ganado en 12 de ellas, repartiéndose el resto entre Latvala, Loeb y Sordo. Casi año y medio en el que Ogier ha saboreado el champán prácticamente cada fin de semana y en el que ha llenado su vitrina de trofeos, incluyendo el más valioso, el de Campeón del Mundo de Rallyes.
Ante tal dominio no es de extrañar que uno de sus principales valedores, la Federación Francesa de Automovilismo, se equivoque y le quiera dar más triunfos de los que ha conseguido. El francés tiene hambre y promete no saciarse hasta haber batido algunos cuantos records de su compatriota Sébastien Loeb. En Portugal hizo la carrera perfecta, manteniéndose tranquilo el viernes cuando le tocó abrir pista y supo gestionar los neumáticos y atacar cuando llegó el momento oportuno.
Justo lo contario ocurrió en el caso de Jari-Matti Latvala. Cuando más tranquilo decía estar el finlandés, un error al cortar demasiado una curva dejaba de nuevo su Volkswagen Polo R WRC completamente destrozado y a él con el orgullo herido. Latvala ha perdido cancha en un cara a cara con Ogier en el que cualquier punto perdido es media final "tirada". Al final del primer cuarto, va 29 puntos abajo a falta de que cada uno todavía juegue una vez en su casa (Finlandia y Francia), parece demasiada renta para que alguien impida que el campeón revalide su título.
Sin embargo, fue el día de los actores secundarios, aunque ahora es difícil decir quién es el autor protagonista estando Ogier como está. Mikko Hirvonen volvió a mostrarnos parte de la luz que un día tuvo. El primer piloto de M-Sport plantó cara con una montura que no ha recibido la evolución que se esperaba y que por tanto está un paso (o más) por debajo del Polo.
No sabemos si Mikko será capaz de mantener el nivel durante el resto de la temporada, pero lo cierto es que en esta prueba ha demostrado más de lo que hizo el año pasado en Citroën. Sordo comentaba ayer en el programa “De Rally” que Hirvonen ha cambiado su forma de comportarse. Casi no se relaciona con el resto de pilotos y ha abandonado su habitual sonrisa, como si ahora siempre estuviera enfadado. Tal vez esté recuperando parte de la agresividad que tuvo hace más de un lustro.
Dani Sordo fue el otro “dos” destacado. El cántabro se ha quitado en un solo día toda esa fama de especialista en asfalto que se labró durante la última campaña en Citroën, demostrando que no se adapta nada bien a los coches sobreviradores y que siempre ha preferido coches más neutros, con los que sentirse más confiado en la tierra, justo al contrario que Jari-Matti Latvala.
Los dos scratchs (para la historia quedará que fue el primero en conseguir un scratch con el Mini JCW WRC y con Hyundai i20 WRC, mientras que Ogier consiguió los del Citroën DS3 WRC y el Volkswagen Polo R WRC)y el liderato provisional no fueron tan relevantes como el hecho de batir sobradamente a sus compañeros de equipo. Argentina será su segunda prueba de fuego, allí se juega sin duda mucho más de lo que parece sobre el papel.
Mads Ostberg comienza a tomar un papel principal en la obra que es el Campeonato del Mundo de Rallyes. Su ritmo sigue sin ser capaz de plantar cara a Volkswagen (sí, en eso se ha convertido el WRC, en un todos vs VW), pero con la llegada de las superficies deslizantes, el noruego demuestra estar cada vez más arriba. Junto a Henning Solberg salvaron la imagen nórdica ante los nuevos dominadores de este deporte, la escuela gala.
El regreso de Ott Tänak ha sido un soplo de aire fresco y el cuarto nombre propio del fin de semana. Al estonio le ha sentado muy bien el año sabático y cada vez que sale a un rally sorprende, ya sea con el Ford Fiesta R5 como con la versión World Rally Car. Le sigue faltando acabar los rallyes, como ya ocurrió en 2012, pero su velocidad promete ponerle las cosas muy difíciles a Elfyn Evans. Más si el galés empieza a perder la templanza que le caracterizó durante las primeras pruebas.
El segundo piloto de M-Sport no fue la única decepción del rally. El tirón de orejas de los responsables de Volkswagen Motorsport hizo demasiada mella en Andreas Mikkelsen que realizó una más que decepcionante primera etapa. Los abandonos y los problemas mecánicos le dejaron una fabulosa cuarta plaza, sin embargo, su mala imagen no pasó desapercibida. Como tampoco lo hicieron los dos abandonos de Kubica.
Ya lo comenté en el artículo del lunes, pero merece volver a repetirlo. El polaco necesita dar un giro a su carrera en el Mundial de Rallyes. Es necesario poner a su disposición alguien que le ayude a terminar de realizar esa transferencia de los circuitos a los tramos y a recuperar parte de esa confianza perdida durante los últimos cinco rallyes. Juho Hänninen, a pesar de no tener ningún accidente como en el caso de Kubica, también se encuentra rodando muy por debajo de las sensaciones que nos dejaba al volante de un S2000 (fue campeón del ERC, del SWRC y del IRC con uno) y esperemos que el final de su racha de mala suerte venga acompañado con un buen rendimiento al volante del WRC.
En cuanto al resto de categorías, en WRC2 volvimos a tener a Nasser Al-Attiyah que junto a Jari Ketomaa demostró estar muy por encima del resto de participantes de la “segunda división” del WRC. Sin duda, uno de los pocos que supo rematar la faena ya que en el resto de categorías, ni Alastair Fisher ni los pilotos españoles en la DMack fueron capaces de llevarse las victorias. En el caso del JWRC, la nueva perla de la cantera francesa, Stèphane Lefebvre superaba a Christian Riedemann y se llevaba la primera de la temporada.
En el caso de la DRIVE DMack, la fatídica etapa del sábado nos dejaba sin los dos pilotos españoles que se encaminaban al doblete. Lemes, que había realizado una gran remontada aprovechando los problemas con un amortiguador de Cohete Suarez, se salía dañando el puente trasero del Ford Fiesta R2, mientras que el asturiano volcaba y debía abandonar al no poder regresar a la pista.
Conseguirían reengancharse y sumar más scratchs (recordemos que cada mejor tiempo en un tramo te otorgan un punto a tu casillero de la general), mientras que Nil Solans redondeaba el mal comienzo saliéndose en el penúltimo tramo. Tanto Yeray como José Antonio han demostrado ir por delante de los otros integrantes de la copa organizada por la firma de neumáticos. Conocen los rallyes y el coche perfectamente y todo lo que no sea un triunfo será una dolorosa derrota para ellos, sin embargo deberían cambiar su forma de afrontar los rallyes 100% al ataque ya que se está demostrando que en esta copa monomarca no da resultados. La victoria de Pärn puede ser anecdótica si ambos consiguen controlarse en los próximos rallyes.