Tras lo ocurrido durante el pasado Gran Premio de Alemania en el pit-lane, la FIA decidió proponer una serie de cambios que buscarían mayor seguridad en esta zona que en periodo de pit-stops se convierte en una "zona de guerra". Las dos tres propuestas básicas: limitar la velocidad, limitar el personal y aumentar los elementos de seguridad. Dicho y hecho. El Consejo Mundial de la FIA, reunido antes del Gran Premio de Hungría, ha dado luz verde a las mismas.
La primera propuesta es bajar la velocidad máxima de los monoplazas en el pit-lane, que pasa de 100 km/h a 80 km/h, y que estará vigente durante todo el gran premio. Esto último permitirá que el equipo trabaje durante sesiones libres y clasificación con la misma velocidad que se permitirá durante la carrera por lo que sería lógico que los protagonistas de la danza del pit-stop se acostumbrarán a esa velocidad.
Pero más allá de la búsqueda de la seguridad, esta medida tendrá una influencia clave en las estrategias de los equipos ya que ahora los pit-stops serán algo más largos. Concretamente en Hungaroring, el tiempo invertido en recorrer el pit-lane pasará de los actuales 12,3 segundos a 16,4 segundos. Más de cuatro segundos de diferencia. Tiempo más que suficiente como para que los equipos busquen reducir el número de paradas. Siempre y cuando los Pirelli se lo permitan.
La otra medida es que todo aquel personal de una escudería que participe en el pit-stop, ya sea cambiando ruedas, levantando el coche, modificando la inclinación de un alerón o sujetando el extintor deberá llevar un casco a modo de protección. Un elemento que ya llevan todos los mecánicos y que ahora tendrá que utilizar todo aquel personal involucrado en la maniobra.
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