La Baja 1000 nos ofrece ejemplos de imprudencia en ambos lados

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Dicen que tontos los hay en todas las partes. Por desgracia que existan en el automovilismo es una lacra que puede acabar con el peor de los resultados. Hoy nos encontramos a dos de ellos. Los protagonistas proceden de la Baja 1000, disputada la semana pasada en México. Pero aunque hayamos visto vídeos de esta prueba con público sin un dedo de frente, hoy el protagonismo lo comparten a partes iguales un piloto y un aficionado.

El primero, por creerse más listo que sus rivales. Comenzando la prueba, en la localidad de Ensenada, para evitar una zona embarrada y ganar unos segundos, el piloto del buggy decide que la mejor forma de cruzar es hacerlo por donde está situado el público. Un lugar en donde no hay nada de barro que resulta mucho más cómodo y a la vez mucho más peligroso. Aunque al publico le da tiempo de apartarse, un aficionado decide que es más importante salvar su bicicleta que su vida. Resultado: un atropello con consecuencias menores pero que viendo el ritmo del buggy en cuestión bien podría haber terminado peor.

El último vídeo está reservado para uno de esos aficionado que deben pensar que su vida vale más bien poco. Y de un piloto imprudente pasamos a una insensatez en toda regla. A los aficionados nos gusta ver de cerca a los vehículos. Pero de ahí a hacerlo agazapado para tomar la mejor instantánea de un vehículo en el aire va un mundo. De nuevo, una imprudencia que podría haber terminado en tragedia. Sin comentarios.

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