En pocas competiciones automovilísticas quien sale el último tiene opciones de lograr la victoria. Una de esas pocas es la NASCAR. Hace dos semanas Matt Kenseth remontaba desde la 39ª posición para alzarse con la victoria en la Daytona 500. Ayer en la Shelby 427 de Las Vegas, la remontada de Kyle Busch fue incluso mayor ya que logró la victoria tras salir en última posición. El piloto de Toyota había logrado la pole demostrando que el circuito de casa se le da más que bien pero un cambio de motor le relegó hasta la última posición (¿10 posiciones de penalización? Que tal si son 42...)
El vencedor en las dos primeras carreras de la temporada, Matt Kenseth, no pudo luchar por el triplete, ya que tuvo que retirarse en los primeros compases de la prueba con problemas en su motor. Problemas que acusaron otros dos pilotos de Roush Fenway Racing, Carl Edwards y Greg Biffle.
El piloto de Joe Gibbs Racing fue remontando posiciones hasta alzarse con el liderato a falta de 50 vueltas. A partir de ese momento comenzó su dominio férreo que no pudieron interrumpir ni Clint Bowyer ni Jeff Burton. Por su parte el rookie y compañero de Busch, Joey Logano consiguió una magnífica decimotercera posición.
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