El Gran Premio de Estados Unidos de Fórmula 1 de 2019 pasará a la historia por ser en el que Lewis Hamilton consiguió su sexto título mundial. Pero más allá de eso, también será recordado como uno de los peores de los últimos años en cuanto a condiciones del asfalto y organización. Un caos de fin de semana que incluso pudo acabar peor.
Los baches afectaron a todo el fin de semana, llegando el asunto a su punto culmen cuando Sebastian Vettel quebró la suspensión de su Ferrari en uno de ellos. Además, también hubo problemas con los límites de la pista, para lo que la FIA colocó unas extrañas bananas en las escapatorias en la noche del sábado al domingo.
Algunos pilotos temieron por su integridad física
El problema es que Austin es reincidente. Sin ir más lejos, los pilotos de MotoGP llevan años clamando contra las condiciones del circuito estadounidense, que es con diferencia el peor de todo el calendario en cuanto a condiciones del asfalto. Ahora los de Fórmula 1 también se suman a esta reivindicación histórica de las motos.
El propio Hamilton, que terminó proclamándose campeón del mundo, contaba que tras su primera toma de contacto con Austin "me sentía muy mal. Es la pista más llena de baches en la que he estado jamás. Me dolía mucho la cabeza". Hamilton explicaba que en ciertos circuitos los baches añaden carácter al trazado, pero aquí "son como golpes enormes".
Desde el mismo circuito ya han confirmado que van a cerrar Austin durante todo el invierno para arreglar unos problemas de asfalto que, según ellos, se remontan hasta 2015, cuando hubo graves inundaciones en el circuito. La zona de Texas en la que está instalado el trazado de Austin tampoco favorece por su particular plasticidad.
El gran perjudicado fue Sebastian Vettel, que se quedó fuera de carrera en las primeras vueltas por una rotura de la suspensión trasera derecha. Al principio se especuló con que podía haber pisado el nuevo piano de la curva 8, pero Vettel confirma que "yo no pisé nada". Parece que los baches dieron cuenta de su suspensión.
Otro que tuvo la lengua suelta fue Max Verstappen, quien explicó que "cada año la pista está más bacheada. Está llegando a un punto en el que te preguntas si es normal o qué se puede hacer al respecto". El joven piloto de Red Bull incluso confiesa que "en ciertos puntos tienes miedo de dañarte la espalda".
"Puede ser muy doloroso. Alguien puede salir dañado por esos baches, y ya hemos visto trompos a alta velocidad provocados por ellos. Creo que es totalmente inaceptable. Creo que hemos superado el límite", decía Sergio Pérez sobre la que hasta la entrada del Gran Premio de México fue su carrera de casa.
Frustration for Seb as he suffers suspension failure early on in Texas 😬#USGP 🇺🇸 #F1 pic.twitter.com/SOGKJbRA3a
— Formula 1 (@F1) November 4, 2019
Pero no todas las opiniones fueron contrarias a los baches. Pilotos como Daniel Ricciardo, Nico Hulkenberg o Romain Grosjean explicaron que a ellos les gusta el carácter que proporcionan al circuito. El australiano de Renault contaba que "los circuitos modernos son demasiado perfectos, así que me gusta que éste tenga algunas deficiencias".
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