Cuatro tramos. Tan sólo cuatro especiales es lo que duraron los dos Hyundai i20 WRC en su primera prueba de la temporada. En un caso por el exceso de optimismo de Thierry Neuville (a pesar de haber visto como Sébastien Ogier sufría problemas ya en la primera curva), que dejaba prácticamente destrozado su nueva montura contra un poste de telégrafos en el tramo que abría la prueba monegasca, y en el otro por problemas de juventud (materializados en problemas eléctricos en el coche de Dani Sordo), habituales en un coche que supera por poco el medio año de desarrollo.
El equipo dejó buen sabor de boca lo poco que duraron en el Rallye de Monte-Carlo, pero tendremos que esperar para sacar conclusiones lejos del segundo mejor tiempo marcado por Sordo en el SS4 o el gran primer parcial de Thierry Neuville en el SS1, ya que esta cita no suele ser un indicador fiable del rendimiento durante el resto de la temporada. Un buen ejemplo de ello es la victoria de Sébastien Loeb y el tercer puesto del propio Dani en la edición del año pasado, mientras que el resto del año Citroën vagó por los tramos con la única excepción de los triunfos en Alemania y Argentina.
Para Hyundai fue una gran oportunidad perdida después de haber conseguido únicamente completar 100 kilómetros contra el crono sumando las actuaciones de sus dos pilotos. A pesar del optimismo, ya que los cronos no se encontraba del todo lejos, Michel Nandan dice que queda mucho trabajo para seguir mejorando el i20 WRC y que las primeras áreas en las que se trabajará será en la suspensión y la configuración del diferencial, con el objetivo de mejorar la tracción, algo en lo que ya se veía que el Hyundai tenía algunos problemas antes de enfrentarse al Rallye de Monte-Carlo. Incluso el motor, tal y como ya comenté en otras ocasiones, parece ser todavía uno de los puntos débiles del conjunto.
El chasis parece haber pasado su primera prueba de choque, en todos los sentidos. Mientras que Neuville (que hasta el momento aseguraba que Ford tiene mejor chasis que el Citroën DS3 WRC) reconoce que en este apartado se ha hecho un buen trabajo al menos a la hora de reglarlo y asegurar un buen manejo, parece que la resistencia no está en entredicho. Tras el fuerte golpe al que le sometió Thierry, cree que podría haber continuado de no haber sido porque el gato hidráulico con el que quería cambiar la rueda trasera izquierda estaba dañado. En Alzenau ya están trabajando para tenerlo listo en México y tan sólo van a cambiar la parte trasera, ya que la jaula de seguridad está perfecta.
Nandan es consciente de que deberá esperar hasta Portugal para evaluar correctamente dónde se encuentran en comparación con el resto. Por el camino todavía quedan Suecia (en la que los pilotos serán Thierry Neuville y Juho Hänninen) y México, rally en el que los motores suelen sufrir el “mal de altura” en forma de déficit de potencia provocado por la falta de oxigeno. Precisamente, para la prueba mexicana todavía no se ha tomado la decisión de quién será el que acompañe al belga que todavía no ha probado en tierra el i20. Aunque en un primer momento se dijo que Chris Atkinson era el que más papeletas tenía, Juho Hänninen podría ser el segundo piloto si completa un buen rally sobre la nieve escandinava. En dos semanas llegará la decisión del CEO de Hyundai Motorsport.
Mientras tanto, muchos ya piensan cuándo podrá la marca coreana alinear su tercer coche. Nadie en el equipo oculta el interés de tener disponible cuanto antes una tercera unidad para poder alinear otro piloto en los rallyes europeos y así seguir recabando datos. Sin embargo, parece que esto no llegará por lo menos hasta principios de verano. La decisión sobre quién lo utilizará deberá tomarse entre los actuales segundos pilotos de la estructura, a la que también se podría volver a unir un Bryan Bouffier que se desvinculó hace unas semanas y que tan buen trabajo hizo en Monte-Carlo con el Ford Fiesta RS WRC de M-Sport (a lo que seguirá la disputa de la segunda cita del ERC con un Citroën DS3 RRC).
Vía | Rallye-Magazin
