Llegamos a uno de los grandes premios de Fórmula 1 más esperados del año, el Gran Premio de Italia, y a uno de los circuitos más rápidos de todo el calendario, Monza. Las altas velocidades del autódromo italiano convierten al Gran Premio de Italia en la prueba más dura y exigente para los motores. Además veremos a los monoplazas más descargados de aerodinámica de toda la temporada. Monza es el Templo de la Velocidad y la denominación no fue cosa del azar.
5.793 metros conforman la rápida pista de Monza, confinada en una finca con mismo nombre en Lombardía, al Norte de Italia y cerca de Milán. Está en medio de un característico entorno natural que le confiere encanto y a su vez es la razón razón de por qué este circuito no puede ser reformado como lo han sido otros.
Los monoplazas en Monza van más descargados aerodinámicamente que en ningún otro circuito del campeonato. Es uno de los pocos circuitos en los que una buena aceleración y velocidad punta marcan la diferencia sobre el ser un poco más rápido en las pocas curvas lentas que tiene el trazado.
De cara a los motores se trata de un gran premio muy duro ya que en Monza el 70% de la vuelta es con el acelerador a fondo. Las zonas de rectas o semirectas y los grandes curvones exceptuando un poco la entrada a la Parabólica final se hacen a fondo. El que levante el pie lo puede pagar caro.
Para el Gran Premio de Italia, Pirelli repetirá la elección de neumáticos que en el Gran Premio de Bélgica: compuesto medio (marcas blancas) y compuesto duro (marcas grises). Los compuestos elegidos aseguran el compromiso entre durabilidad y resistencia a las exigentes características del circuito.
Los tres puntos más exigentes del trazado son la primera chicane, o variante Rettifilo, (lugar en donde los monoplazas pasan de 340 km/h a 80 km/h en poco metros), la variante Ascari con dos cambios de dirección bruscos y por último la curva parabólica cuyo radio abierto provoca mucho estrés lateral a través de los neumáticos.
En cuanto al clima, hoy en Monza está lloviendo pero de cara al fin de semana no se espera la presencia del líquido elemento en el Gran Premio de Italia. Eso sí, las temperaturas no serán excesivamente elevadas por lo que los equipos tendrán una variable menos de la que preocuparse.
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