Siete puntos de diferencia separan a Michael Schumacher del líder del campeonato, Mika Hakkinen, a falta de cuatro carreras para el final. Cuatro finales que se representarán en cuatro escenarios muy distintos como son Bélgica, Italia, Alemania (Gran Premio de Luxemburgo en Nürburgring) y Japón. La primera de estas cuatro carreras decisivas en la carrera por el título es la que se disputa en Spa-Francorchamps, el circuito entre los circuitos. El Gran Premio de Bélgica de 1998 promete, aunque la gloria se la llevará alguien inesperado.
Si bien Mika Hakkinen es líder, a nadie se le escapa que en Ferrari se está realizando un muy buen trabajo y la lluvia del domingo parece jugar a favor del alemán, viendo que es más rápido bajo el agua que su rival, y que en seco el McLaren era más rápido. De hecho, en el warm up del domingo, el piloto de Ferrari demostró que sería el rival a batir cuando llegara el momento de la carrera. A pesar de la lluvia torrencial, la salida tendría lugar a la hora prevista y sin coche de seguridad.
Probablemente este sea el motivo por el que hoy en día nadie se atreve a permitir una salida bajo lluvia intensa, aunque no sea tan fuerte como lo fue ese día en Bélgica. Tras la primera curva, David Coulthard pisó una de las rejillas en el lado de la pista, y perdió el control del McLaren. El resultado fue de doce coches implicados en el peor accidente múltiple de la historia de la Fórmula 1. La carrera se paró para que pudiera limpiarse la pista y reparar los coches dañados.
Tres equipos tuvieron sus dos coches dañados, con lo que, usando el coche de repuesto para uno de sus pilotos, los otros quedaron sin posibilidad de salir de nuevo. A estos tres desafortunados (Mika Salo, Olivier Panis y Ricardo Rosset) hubo que añadirle Rubens Barrichello, que se hizo daño en el primer golpe. Se planteaba la salida con cuatro coches menos, pero eso no impidió que hubiera líos en esta segunda salida.
El protagonista fue Mika Hakkinen, que realizó un trompo en La Source y fue golpeado por Johnny Herbert, dejando a ambos fuera de carrera. Alex Wurz, por su parte, contactó con David Coulthard, y aunque el escocés pudo seguir en carrera (aunque en última posición), el austríaco no tuvo tanta suerte. En esta segunda vuelta, pues, se decidió sacar el coche de seguridad por razones evidentes, pues el coche de Mika Hakkinen no había podido ser retirado.
Una vez el coche de seguridad dejó la pista, empezó la lucha entre dos viejos rivales. Damon Hill lideraba con el Jordan, tras una muy buena salida, seguido de un Michael Schumacher que era consciente de la importancia de ganar la carrera, estando fuera de ella su rival. En caso de ser así, saldría de Bélgica con tres puntos de ventaja. En la octava vuelta, el Ferrari realizó su movimiento sobre el Jordan. Lo que sucedió después, pasada media carrera, entra en los anales de la historia y tiene varias interpretaciones.
Michael Schumacher, con 40 segundos de ventaja, se aproximaba a David Coulthard, quien tenía que ser doblado. Jean Todt había ya visitado los boxes de McLaren para asegurarse que en McLaren no intentarían nada raro, pero David no se dejó doblar de inmediato, causando la furia del líder del gran premio, que sacaba el puño en señal de rabia. Al llegar a Pouhon, el de McLaren redujo la velocidad para dejar pasar a Schumacher, pero no se apartó de la trazada.
Con tan poca visibilidad por la lluvia, Schumacher vió demasiado tarde que el McLaren había reducido la velocidad, y no pudo evitar el contacto. El golpe arrancó de cuajo el alerón delantero y la rueda anterior derecha del Ferrari, así como el alerón trasero del McLaren. Ambos volvieron a boxes a una velocidad sorprendentemente rápida, teniendo en cuenta las condiciones de pista y los daños recibidos. Michael inmediatamente se dirigió a los boxes de McLaren, con la rabia aún en el cuerpo.
En ese entonces, a Schumacher se le criticó y se afirmó que no tenía razón. Con el tiempo, David Coulthard admitió entender que, efectivamente, había sido culpa suya, y que estaba equivocado en culpar al alemán por el accidente. Pero, volviendo a la carrera de 1998, en la que David Coulthard pudo volver a salir a pista tras el golpe, este sorpendente giro de acontecimientos dejaba a Damon Hill en primera posición. No solo eso, pues Ralf Schumacher con el segundo Jordan, estaba en segunda posición.
Fue entonces, tras un nuevo periodo de coche de seguridad causado por el accidente entre Giancarlo Fisichella y Shinji Nakano (no confundir con el ex-piloto de motos Shinya Nakano), que Damon Hill hizo valer su experiencia y su picardía. La forma fue mandándole a su jefe de equipo un mensaje de radio, cuanto menos, atípico. El británico ejerció casi de dirigente del equipo Jordan durante un breve periodo de tiempo, aunque su explicación fue razonable. En cualquier caso, mandar ese mensaje en medio de una carrera demuestra que los pilotos están hechos de otra pasta.
Te voy a decir algo que creo que debería escuchar. Si competimos, si los dos coches competimos, podriamos quedarnos sin nada, así que esto es cosa de Eddie. Si no luchamos, tenemos la oportunidad de terminar en primera y segunda posición. Es tu elección.
Este mensaje no se descubrió hasta algunos años después de la carrera, lo que explicaba la cara de pocos amigos de Ralf Schumacher, quien tenía la sensación de haber perdido una carrera por órdenes de equipo en una escuadra que no luchaba por el campeonato. Pero hay que entender que, para un equipo como Jordan, esos 16 puntos en forma de doblete e incluyendo la primera victoria, era algo que no podían arriesgarse a perder. La tercera posición fue para Jean Alesi, con Sauber. Eddie Jordan describe ese día como el mejor de toda su carrera deportiva.
Una carrera con muchas efemérides, y es que la victoria de Damon Hill en Bélgica 1998 fue, además de su última victoria en la Fórmula 1, la última vez que se subió al podio, pues no volvería a hacerlo en lo que quedaba de año o en toda la temporada de 1999. Lo mismo se aplica para Jean Alesi, que obtuvo en Spa-Francorchamps el último podio en la categoría reina, aunque estuvo relativamente cerca de obtener otro podio en alguna otra carrera.
Finalmente, una anécdota bastante curiosa, y es que el Gran Premio de Bélgica de 1998 vió la primera y hasta día de hoy, única victoria en la Fórmula 1 con un monoplaza que tuviera los logos de Repsol, pues en esa temporada, la petrolera española era patrocinador del equipo de Eddie Jordan, gracias a la presencia de Pedro de la Rosa como piloto de pruebas, recien venido de ganar la Fórmula Nippon y el All-Japan GT en la temporada anterior.