La pretemporada dejaba más sombras que luces en el caso de McLaren. Exceptuando a Hispania Racing F1 Team, acababan los test como la escudería con menos kilómetros a sus espaldas y con un monoplaza que para algunos era el menos fiable de cuantos había. Hasta el propio Lewis Hamilton, luchador nato donde los haya y poco dado a arrojar la toalla, reconocía las dificultades que podían tener este 2011.
En el Gran Premio de Australia su rendimiento sorprendió a todos. Después de Red Bull, se mostraron como el equipo más competitivo. Hamilton incluso se atrevió a clasificar delante de Mark Webber y fue el único que se acercó mínimamente en carrera a un intocable Sebastian Vettel. Las mejoras que introdujeron en Albert Park habían cumplido con creces su cometido.
En Sepang se ha vuelto a confirmar que en Woking son unos maestros a la hora de evolucionar un monoplaza. Si en Australia la diferencia entre Vettel y Hamilton en la clasificación fue de casi ocho décimas, un mundo, en Malasia ésta se redujo a apenas una décima, un suspiro. Una distancia que también se redujo en el caso de Webber y Button, pasó de casi cuatro décimas en el trazado australiano a unas míseras 21 milésimas en la pista malaya.
En estos momentos Red Bull y McLaren están prácticamente a la par. Si viendo lo sucedido en el Gran Premio de Australia podíamos pensar que esta temporada sería un paseíto para los monoplazas de las bebidas energéticas en general, y para Sebastian Vettel en particular, estábamos muy equivocados.
McLaren tiene ganas de dar guerra este año. Lo han demostrado sobradamente poniéndose los pilas en estas últimas semanas. Si a ello le añadimos un Lewis Hamilton nunca renuncia a nada y un Jenson Button que siempre saca partido a la mínima que puede, Red Bull debería andarse con mucho cuidado; en un abrir y cerrar de ojos McLaren les podría coger la delantera.
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