Cuando las luces rojas se apagaban, los dos Red Bull veían como Fernando Alonso les superaba sin ningún problema. Unos instantes después, el strike provocado por Vitantonio Liuzzi hacía que comenzara un mal día para Sebastian Vettel y Mark Webber. A partir de ese momento, Red Bull directamente decía adiós a cualquier opción de victoria.
Las entradas en boxes, la lluvia, de nuevo el asfalto seco y el último safety car no han servido de nada. Cuando vas en cabeza, lo mejor que puede ocurrir es que no pase nada. Que la carrera discurra por los cauces lógicos. Cuando la carrera se vuelve loca, ahí comienzan a importar otro tipo de variables. Hoy, todas es variables han jugado en contra de los anglo-austriacos. Red Bull ha tirado por la borda lo que esperábamos que fuera un doblete para los de Christian Horner.
Podríamos analizar la carrera de Vettel y Webber, pero la verdad es que han pasado sin pena ni gloria. El alemán ha sido incapaz de contener a Lewis Hamilton y en los últimos instantes de la carrera, tampoco ha podido acercarse a Alonso. Una carrera completa de quiero y no puedo. Peor le han ido las cosas a Mark Webber. El australiano siempre ha estado un paso por detrás de su compañero y las ha tenido tiesas con Lewis Hamilton. Ambos han naufragado en la Shanghái.
El pasado año, Dieter Mateschitz le echaba la culpa a los motores Renault por decir adiós al campeonato. Este año las cosas comenzaban más o menos por el mismo camino. Pero a día de hoy no creo que puedan decir que los motores sean la culpa de que a pesar del dominio total que están presentando durante la calificación, tan sólo llevan una victoria. Así, no se puede aspirar a ser campeones del mundo.
En Racingpasión | GP de China 2010