Logrando el hat-trick (pole, vuelta rápida y victoria) en el gran premio de Gran Bretaña, la cuna del automovilismo, lo que unido a las victorias en Barcelona y Mónaco, reúne para Fernando Alonso el triplete más valioso del campeonato. Sólo hay que esperar lo que suceda en Indianápolis, que aunque no se corra en el histórico óvalo, no deja de ser un gran premio lleno de simbolismo.
Al principio parecía que no iba a ser tan fácil. Alonso sufrió los achuchones iniciales de Raikkonen, consecuencia del subviraje que estaba sufriendo en los primeros giros. Luego el coche se estabilizó, las vueltas rápidas cayeron una detrás de otra y Fernando consiguió una preciosa ventaja antes del primer repostaje. Como además fue el último piloto de cabeza en entrar a boxes, la victoria estaba prácticamente hecha. A partir de ahí sólo tuvo que conservar.
Teniendo en cuenta que era el piloto con más carga de gasolina, su espectacular tiempo en la sesión de clasificación de ayer es mucho más meritorio. Y las vueltas rápidas de cada piloto no dejan lugar a dudas. Alonso sacó tres décimas a Schumacher, seis a Fisichella y nueve a Raikkonen. Todo un mundo en F1.
Es curioso como los desarrollos de McLaren y Ferrari no consiguen recortar la brecha con Alonso. El Renault no evoluciona, y sin embargo Fernando cada vez lo lleva a cotas más altas. Es un piloto en estado de gracia. En Renault creen que Alonso marca el nivel del coche y que Fisichella simplemente no da la talla. Otros pensamos que el nivel del Renault es una media entre lo que hacen ambos pilotos. Es decir, el coche es sólo un poco superior al McLaren y al Ferrari. El otro medio segundo lo pone Alonso.
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