Hoy muchos medios de comunicación han vuelto a hacer de las suyas al recordar únicamente la competición automovilística por el fallecimiento de un piloto. Lo reconozco, no me gusta hacer este tipo de post. Hablar de una competición simplemente para comentar que uno de sus protagonistas ha fallecido no me parece la mejor manera de dar a conocer un campeonato. Pero hoy lo hago porque alguien que fallece haciendo lo que más le gusta se merece, aunque sea, este humilde homenaje.
En la jornada de ayer, Gustavo Sondermann falleció ayer en el trazado de Interlagos mientras disputaba la segunda carrera de la temporada de la Copa Montana. La Copa Montana es la segunda división de los Stock Car brasileños. Una especie de NASCAR Truck Series pero monomarca, basada en la pick-up Chevy Montana. Las condiciones de la pista, anegada de agua, y la poca visibilidad existente provocaron un accidente que tuvo como fatal consecuencia el fallecimiento del piloto brasileño.
Muchos se acuerdan del terrible accidente de Fernando Alonso en 2003, pero en la página negra de Interlagos hay un párrafo que se escribió hace tan sólo tres años. A finales del año 2007, Rafael Sperafico falleció mientras disputaba una prueba de la Stock Car, con la semejanza de que ocurrió en la misma curva.