Casi dos años ha necesitado Felipe Massa para volver a subirse a un podio. La última que el brasileño saboreó el champán Mumm fue en el Gran Premio de Corea de 2010, aquella carrera pasada por agua en la que Red Bull sucumbió de forma estrepitosa con accidentes y problemas de motor.
Desde entonces, Massa había vagado por una buena parte de las carreras. Tanto es así que por primera vez en muchos años, a comienzos de temporada y debido a los pobres resultados, hubo fuertes rumores hablando de la posibilidad de que Ferrari cambiase de piloto en plena temporada. Algo que no ocurría desde hace décadas.
Pero hay que reconocer que una vez superados los rumores, en las últimas carreras estamos viendo un "nuevo" Felipe Massa. Por fin, el brasileño se está metiendo regularmente en los puntos (cuatro veces superando la decena en las últimas siete carreras) e incluso ya supera a su otrora "enemigo número 1" Sergio Perez en la clasificación.
Su talón de Aquiles sigue siendo la clasificación y aunque ayer partía desde la décima posición y en un par de curvas ya estaba situado cuarto, lo normal es que salir desde atrás equivalga a luchar por un escaso botín de puntos. Y de ayudar a Fernando Alonso en la lucha por el título ya ni hablamos. Está claro que el Ferrari F2012 no corre y no ayuda, pero si su compañero es capaz de meterse en la Q3, a Massa se le debería exigir lo mismo.
La gran pregunta es si un podio (o alguno más de aquí a final de temporada), alguna buena actuación esporádica, es suficiente para mantener un asiento en la escudería por excelencia de la Fórmula 1. Ferrari lleva años sin luchar por el título en la clasificación de constructores y por mucho que Fernando Alonso parta cada año con la vitola de piloto número 1, el número 2 debe tener un nivel elevado y cercano al asturiano. Y está claro que a pesar de los halagos, de las ratificaciones, Felipe Massa no lo tiene.
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